Erase una vez España soleada. Campos florales devoraban moscas aventureras mientras a menudo morían mosquitos; afortunadamente soplaba viento suave desde poniente, el sol alumbraba senderos y se extendió majestuoso hacia la cocina llena de esculturas y deliciosas croquetas de jamón. Era Mayo y parecía agosto por el calor, ahora llovía