¡Ganadores del Concurso de Cultura!

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Publicamos la historia vencedora del concurso de cultura así como la del segundo vencedor durante dos días para que todos podáis disfrutarlas.

GANADOR: imbb

¡Hola! Me presentaré, me llamo Javier aunque la gente me conoce como “Javi”. Hoy se celebra una fiesta en honor a mi padre, Sir Alan. Él es un gran guerrero, todas las cuestiones militares se le consultan a él.
Tres días atrás mi padre regresó con una nueva victoria, pero a pesar de ser una más esta era muy importante. Con esta victoria nuestro reino adquiría el dominio de toda la región.
-Algunos enemigos huyeron, otro son ahora vasallos de nuestro rey, no importa porque tenemos el control absoluto.- esas fueron las palabras de mi padre.
Ya estoy en la fiesta, el rey preparó un banquete enorme. En mi opinión, un desperdicio. Jamás compartí opinión con el rey, ni con mi padre. Ellos solo batallan y buscan poder como si fuera lo único importante.
Mis vecinos comparten opinión conmigo, las batallas son tediosas. Todos los hombres capacitados son entrenados para luchar a órdenes del rey. Y están constantemente en largas batallas, todos nosotros vivimos angustiados porque puede que no vuelvan con vida. Cuando regresan sanos y salvos es un alivio, pero prosigue la inquietud pues sabemos que no tardará en llegar la próxima batalla.
Mi padre hace tiempo me regaló una espada. A mí no gusta, no quiero tener que luchar en una guerra nunca, pues odio la violencia. Yo prefiero las acciones pacifistas. Aún no estoy seguro de lo que quiero ser, puede que sea un gran escriba, un talentoso poeta, un músico…
En la fiesta hay una banda de música. Los envidio, a ellos nunca los mandaron a luchar y probablemente nunca lo harán. Ellos hacen arte, algo bello. Tocan sus instrumentos, su vocalista entona una bella y armoniosa melodía mientras los niños del pueblo se ayudan cada uno de una pandereta para seguir el compás.
La fiesta está muy animada, pero sigo sumido en mis pensamientos, aunque no por mucho tiempo ya que mi prima me sacó de mi mundo.
-¡¡¡JAVI DESPIERTA!!!- gritó mi prima.
- ¿Eh? ¡Ah, eres tú Marta!
-Sí, tu padre va contar su historia, ¿no quieres oír como…?
-No- Respondí interrumpiéndola.
-Ah… Pues bueno, yo sí voy. Oye, si te sientes mal o algo avisa, eh.
-Está bien…
Y se fue saltando de alegría.
Me gustaría ser yo el que gobernara el reino. Las cosas serían mejores en todos los aspectos. Seríamos muy avanzados en tecnología y negociaría con otros pueblos para ir creciendo. Puedo decir sin dudar un instante que sería mejor, todo iría mucho mejor.
Porque sé que una sonrisa gana más que una amenaza. Por qué los niños se duermen escuchando canciones de cuna, no el horripilante sonido de espadas chocando y gritos de angustia. Sin duda, el lugar más avanzado del planeta; del mundo es el lugar en el que la pluma venció a la espada, en el que la música no fue nunca un cántico de guerra. En el que a pesar de dormir en una cabaña de barro sabes que nadie tiene por qué atacar. Yo viviría en ese lugar y empezaría mi vida de cero.
Esa noche, después de la fiesta tuve un sueño. En él se contaba una historia en forma de poesía. Decidí apuntarla para poder recordarla siempre y pasarla de generación en generación. Y para quién quiera leerla y difundirla se la enseñaré:
Allí, en ese pobre pueblo
Hay un niño que tiene un sueño
Cada día pide a las estrellas
Que libre su vida de las guerras
Que su pueblo se llene de artistas
Que hayan miles de puntos de vista,
Pero que sean opinados y compartidos
Y que todos sean amigos.
Blanco, negro, amarillo…
“¿Qué más da?” Pregunta el niño
Tener menos, tener más
¿De dónde viene esa vanidad?
Tantas preguntas, tantas dudas
Y respuestas, ninguna.
Y hoy una vez más,
Se vuelve a preguntar:
¿Y cuanto durará?
¿Por qué no puede venir la paz?
¿Cuándo se cumplirá?
¿Podrá un día ser realidad?
Ese mundo de bondad,
De amabilidad.
Dime tú lector, ¿Cuándo será?
Yo transmitiré este poema a todo el que conozca para que esto jamás suceda. Y aquí se despide Javi, no me olvidéis ni a mí ni este poema.


SEGUNDO PUESTO: Noel.R.

Ya hace mas de un mes que salimos de la isla de La gomera. Un mes y seis dias exactamente, pues levamos anclas el dia 6 de septiembre y hoy llegamos al 12 de octubre. Pero empecemos por el principio.
Soy conocido como Rodrigo de Triana, y tuve la mala idea de embarcarme en la carabela La Pinta, cegado por las promesas de riqueza que se anunciaban para los valientes que ayudaran a la patria a llegar al cipango no por la usual ruta por tierra hacia el este, sino por mar hacia el oeste, atravesando el océano tenebroso del que nadie había vuelto nunca. Esta ilógica forma de llegar al este moviendose hacia el oeste, imposible de creer al principio para mi, me fue explicada unas 6 o 7 veces antes de acabar aceptandola, por uno de los marineros que ya había contratado Cristobal Colón en el nombre de la reina, y se basaba en la creencia, explicada por echos matemáticos, de que la tierra era redonda, por lo que si se iba hacia el oeste, se acabaría llegando a la otra punta de la esfera, sin tener que abandonar la nave.
La misma noche en la que fui reclutado el capitán nos deleitó con un banquete en honor de los reyes católicos, con lo que mis dudas sobre si seria buena idea la ruta a llevar se disiparon a base de buen vino y buena música, ya que un grupo de 5 musicos hacian más amena la noche con instrumentos tan variados como un violín, una flauta, una pandereta y dos guitarras. Acabamos la noche unos roncando completamente borrachos encima de la mesa, y otros elogiando al rey y a la reina por la generosidad de las pagas que iban a recibir.
Un par de dias despues, ya en la gomera, pasados ya los primeros días de viaje desde la península hasta las islas, tuvo lugar un anuncio por parte de Cristobal colón, por el que ofrecía 4000 maravedíes al primero de sus hombres que avistara tierra. Desde aquel momento, toda la tripulación pensaba en ser él quien viera las tierras del cipango por primera vez desde esa ruta y llevarse esa gran suma. Mucho se habló de quién tendría la fortuna de ganar el premio, pero de lo que no se habló nunca durante los primeros dias fue de los suministros. Y es que a los 10 dias de viaje se hizo evidente el echo de que la cantidad de agua dulce y comida iba a resultar muy escasa si no se empezaba a racionar muy eficazmente, cosa que inmediatamente se hizo cumplir por los superiores, para desgracia de nosotros los marineros.
Se llegó, incluso, a intentar un motín, pero fue cortado rápidamente cuando Martín Alonso Pinzón descubrió los rumores de quien era el cabecilla y este aparecio al dia siguiente colgado de la vela mayor, con su propia espada atravesándolo de punta a punta.
Después de muchos días de penalidades y hambre, lo único en lo que se pensaba era en el premio prometido al que avistara primero tierra, asi que a cada momento en que uno se fijara en el palo mayor, se podia ver a varios marineros sujetados al palo mayor, y avistando el horizonte sin descanso. Yo, por supuesto, también subía siempre que tenía la ocasión, pues nadie gana esa cantidad de dinero normalmente por una cosa tan sencilla.
Pues bien, hoy, 12 de octubre, treinta y seis dias después de levar ancles de la gomera, a las 2 de la madrugada, subido al palo mayor de la carabela La Pinta, y después de 4 horas seguidas oteando el horizonte a falta de otra cosa mejor que hacer, cuando casi todos los demas ya estaban durmiendo, cogí aire, emocionado, y grité:
¡Tierra a la vista!
 
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