Home de ferro autentico
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DIA 1, Domingo 18-07-04
Llegada al aeropuerto de Pu Dong a las 8:00 a.m.
¡¡¡CALOR!!!
No se puede explicar. En mi vida he conocido nada igual, ni en Africa, calor aplastante, asfixiante, brutal y con una humedad del 80/90% a las 8.00 de la mañana, me temo que será peor. ¡Que razón tenía Roberto!
Me recogen Roberto y su amigo chino Sebastián, menudo elemento el Sebas, fue el traductor oficial del ex ministro de economía Rato en sus viajes a China, (muy apreciado por este según puede saber mas tarde), tiene un estudio de arquitectura y diseño de edificios que colabora con arquitectos de todo el mundo. Por lo que se mas tarde es medio socio de Roberto, o por lo menos colaboran.
En el camino hacia la ciudad voy viendo cosas que no me entran en la cabeza. BMW serie 7, Mercedes, Wolf, SEAT, japoneses, coreanos, coches modernos. Autopista de cinco y seis carriles en cada dirección, un tren magnético monorraíl a 500 Km./h. Autobuses de última generación… ¡coño!... ¿Pero esto no es un país comunista?
Roberto me va bajando de la burra.
SHANGHAI, ciudad de 16 millones de habitantes censados conocidos. Mide de punta a punta por su lado mas largo 62 Km. ...de momento. La atraviesan dos ríos. A su alrededor y en un radio de 200 Km. (la provincia) habitan 200 millones de chinos, es decir, la población de España, Portugal, Francia y Alemania juntas. Las avenidas son de cuatro o cinco carriles en cada dirección, en el centro de la ciudad tienen un excalestric donde se cruzan cuatro autovías sobre el nivel del suelo de dos y tres carriles en cada dirección para el desalojo y salida del tráfico, única en el mundo.
Se me rompe el cuello de mirar para arriba, el 60/70 % de los edificios pasan de los 30 pisos y no hay uno igual a otro, diseño, puro diseño. No doy crédito, de asombro en asombro, parezco un “paleto” que nunca haya salido del pueblo.
Me deja Roberto en el pedazo de Hotel Jianguo Shanghai, nuevo, impresionante, 25 pisos, ¡y es pequeño! estoy en el 18, Me ducho, deshago la maleta y en pantalón corto visita turística a la ciudad de Shanghai.
Impresionante, sigo alucinando, con todo, no tengo palabras, me remito a las fotografías. Me lleva Roberto a su casa en una urbanización privada de… ¡3.000 viviendas!... ¡dentro de la ciudad!... toda la ciudad de Lugo, casi.
Empiezo a comprender. Con la ayuda de Roberto es “sencillo”, en este país hay que multiplicarlo todo por 1.400 millones, no te entra en la cabeza, pero es así. Ejemplo:
Si un ciudadano gasta 2 pares de zapatos al año, lo multiplicas por 1.400 millones y te sale “error” en la calculadora, difícil de asimilar pero es así.
Empiezo a pasar del tema, simplemente lo acepto por que esta ahí.
Comemos en una taberna irlandesa con Sebas y Carlos, otro chino que será mi chofer cuando no esté Roberto o Sebas, empleado y amigo de este.
Solo habla chino y un poco de francés, es muy simpático pero tiene un defecto, es el rey del “Tigotó”, jeje, algo como conducir a lo cafre, girando en línea continua, cambios de sentido inapropiados, ni semáforos ni señales… en una palabra igual que en las películas americanas los taxistas a los que les dan propina por llegar antes a su destino… pero en chino y peor por que el que va en el coche soy yo.
Por la tarde continúa la visita turística, se une al paseo el jefe de Roberto, que esta de visita es Shanghai. Entre los dos me siguen dando cursillos intensivos.
Impresionante, acojonado, dan miedo estos chinos.
A pesar de ser domingo todo esta abierto, los bancos también y si están abiertos es por que se necesitan (me cuenta Roberto que el Banco Popular de China le mandan todos los días un empleado a las cinco de la tarde para recoger cheques, papeles o mover efectivo, o sea, igualito que en España) la construcción, las tiendas, las obras en las calles, todo.
No tengo palabras. ¿Pero esto no es un país comunista?
Por la tarde-noche el afán consumista de esta gente les hace guardar cola en los restaurantes de moda en la calle peatonal más famosa del mundo: Nan Jing Lo, de 20 mts. de ancho por 1,5 Km. de largo; en cada bajo o local un negocio, tiendas, galerías comerciales, restaurantes, terrazas etc. impresionante, cada quince minutos circula un tren “chucuchú” como el de Vivero pero con el triple de vagones en ambas direcciones. Igualito que la calle de la Reina de Lugo, o la calle Real de La Coruña o la calle Preciados de Madrid… consumo, consumo, consumo.
Comunismo y consumismo ¿?
Impresionante, acojonado, dan miedo estos chinos.
A las 8:00 p.m. me dejan de nuevo en el hotel para ducha y pantalón largo y me recogen a las 9:00 p.m. para cenar; un italiano. Buena pasta.
Unas copas en la terraza jardín de unas oficinas antiguas del Partido, bonito edificio de ladrillo rojo convertido en Púb. Y a las 12:00 p.m. me dejan en el hotel. Me ducho, y en albornoz blanco y zapatillas escribo esto y preparo todo para el primer día de trabajo.
Resumiendo: Impresionante, acojonado, dan miedo estos chinos.
Llegada al aeropuerto de Pu Dong a las 8:00 a.m.
¡¡¡CALOR!!!
No se puede explicar. En mi vida he conocido nada igual, ni en Africa, calor aplastante, asfixiante, brutal y con una humedad del 80/90% a las 8.00 de la mañana, me temo que será peor. ¡Que razón tenía Roberto!
Me recogen Roberto y su amigo chino Sebastián, menudo elemento el Sebas, fue el traductor oficial del ex ministro de economía Rato en sus viajes a China, (muy apreciado por este según puede saber mas tarde), tiene un estudio de arquitectura y diseño de edificios que colabora con arquitectos de todo el mundo. Por lo que se mas tarde es medio socio de Roberto, o por lo menos colaboran.
En el camino hacia la ciudad voy viendo cosas que no me entran en la cabeza. BMW serie 7, Mercedes, Wolf, SEAT, japoneses, coreanos, coches modernos. Autopista de cinco y seis carriles en cada dirección, un tren magnético monorraíl a 500 Km./h. Autobuses de última generación… ¡coño!... ¿Pero esto no es un país comunista?
Roberto me va bajando de la burra.
SHANGHAI, ciudad de 16 millones de habitantes censados conocidos. Mide de punta a punta por su lado mas largo 62 Km. ...de momento. La atraviesan dos ríos. A su alrededor y en un radio de 200 Km. (la provincia) habitan 200 millones de chinos, es decir, la población de España, Portugal, Francia y Alemania juntas. Las avenidas son de cuatro o cinco carriles en cada dirección, en el centro de la ciudad tienen un excalestric donde se cruzan cuatro autovías sobre el nivel del suelo de dos y tres carriles en cada dirección para el desalojo y salida del tráfico, única en el mundo.
Se me rompe el cuello de mirar para arriba, el 60/70 % de los edificios pasan de los 30 pisos y no hay uno igual a otro, diseño, puro diseño. No doy crédito, de asombro en asombro, parezco un “paleto” que nunca haya salido del pueblo.
Me deja Roberto en el pedazo de Hotel Jianguo Shanghai, nuevo, impresionante, 25 pisos, ¡y es pequeño! estoy en el 18, Me ducho, deshago la maleta y en pantalón corto visita turística a la ciudad de Shanghai.
Impresionante, sigo alucinando, con todo, no tengo palabras, me remito a las fotografías. Me lleva Roberto a su casa en una urbanización privada de… ¡3.000 viviendas!... ¡dentro de la ciudad!... toda la ciudad de Lugo, casi.
Empiezo a comprender. Con la ayuda de Roberto es “sencillo”, en este país hay que multiplicarlo todo por 1.400 millones, no te entra en la cabeza, pero es así. Ejemplo:
Si un ciudadano gasta 2 pares de zapatos al año, lo multiplicas por 1.400 millones y te sale “error” en la calculadora, difícil de asimilar pero es así.
Empiezo a pasar del tema, simplemente lo acepto por que esta ahí.
Comemos en una taberna irlandesa con Sebas y Carlos, otro chino que será mi chofer cuando no esté Roberto o Sebas, empleado y amigo de este.
Solo habla chino y un poco de francés, es muy simpático pero tiene un defecto, es el rey del “Tigotó”, jeje, algo como conducir a lo cafre, girando en línea continua, cambios de sentido inapropiados, ni semáforos ni señales… en una palabra igual que en las películas americanas los taxistas a los que les dan propina por llegar antes a su destino… pero en chino y peor por que el que va en el coche soy yo.
Por la tarde continúa la visita turística, se une al paseo el jefe de Roberto, que esta de visita es Shanghai. Entre los dos me siguen dando cursillos intensivos.
Impresionante, acojonado, dan miedo estos chinos.
A pesar de ser domingo todo esta abierto, los bancos también y si están abiertos es por que se necesitan (me cuenta Roberto que el Banco Popular de China le mandan todos los días un empleado a las cinco de la tarde para recoger cheques, papeles o mover efectivo, o sea, igualito que en España) la construcción, las tiendas, las obras en las calles, todo.
No tengo palabras. ¿Pero esto no es un país comunista?
Por la tarde-noche el afán consumista de esta gente les hace guardar cola en los restaurantes de moda en la calle peatonal más famosa del mundo: Nan Jing Lo, de 20 mts. de ancho por 1,5 Km. de largo; en cada bajo o local un negocio, tiendas, galerías comerciales, restaurantes, terrazas etc. impresionante, cada quince minutos circula un tren “chucuchú” como el de Vivero pero con el triple de vagones en ambas direcciones. Igualito que la calle de la Reina de Lugo, o la calle Real de La Coruña o la calle Preciados de Madrid… consumo, consumo, consumo.
Comunismo y consumismo ¿?
Impresionante, acojonado, dan miedo estos chinos.
A las 8:00 p.m. me dejan de nuevo en el hotel para ducha y pantalón largo y me recogen a las 9:00 p.m. para cenar; un italiano. Buena pasta.
Unas copas en la terraza jardín de unas oficinas antiguas del Partido, bonito edificio de ladrillo rojo convertido en Púb. Y a las 12:00 p.m. me dejan en el hotel. Me ducho, y en albornoz blanco y zapatillas escribo esto y preparo todo para el primer día de trabajo.
Resumiendo: Impresionante, acojonado, dan miedo estos chinos.