Home de ferro autentico
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Vivencias de mi primer viaje a las islas de Cabo Verde en el año 1999
Capítulo 1
Lugo, 30/10/05
¡Dios! Que recuerdos.
No os podéis imaginar la alegría y sorpresa que tuve al encontrar esta Web.
Desde hace una semana, mi cabeza es un torbellino, que digo un torbellino… un huracán descontrolado que trata (y lo consigue) de remover los recuerdos, vivencias, sentimientos, e imágenes que el subconsciente se empeña en mandar al disco duro del pasado.
Un día, por aburrimiento, o tal vez guiado por un instinto misterioso… ¿Sodade?, pongo en “San Google” la invocación mágica: Cabo Verde.
En un instante se abren ante mí una innumerable amalgama de puertas, palabras y letras que me confunden y distraen, me perturban,… pero… al rato, tocado por la barita de no se que hechizo budú africano (groge), mis ojos se fijan en ¡Cabo Verde 24!
¡Dios!
¡Lo encontré!
¡Existe!
¡Lo tengo ante mí!
No doy crédito; poco a poco voy entrando, desmenuzando, buceando en toda la información que se abre ante mis ojos; fotos, foros, comentarios…
Reconozco lugares y personas que me transportan cinco años atrás. Pero sobre todo me asombra y me revela la inquietud y el desasosiego, esa comezón que recorre mis venas, esos amaneceres con esa luz indescriptible, ese color del mar… de la mar, que no es azul… ni es verde, es…
Es ese Sol de poniente que... después de abandonar el alba despidiéndose de su amor, el mar oriental, ancestral, primigenio, africano y ¡atávico incluso!, caracolea en el cielo con las escasas nubes de algodón, como pidiendo perdón y en silencio, para incendiarse en indescriptibles colores... y besar al final del día, atrevido y avergonzado, la fina raya de La mar... en el horizonte de poniente... Poniente... La mar de poniente... Poniente triste...Poniente de algodón... Algodón salado, cortante, duro como esparto seco... Seco como el alma... Alma seca como esparto... Corazón de esparto... ¿Morabeza?...
Pero al fin, algo inunda mi ser, algo que no he visto reflejado en ninguna parte de este foro...
¡El olor!
Ese olor de esa tierra que tengo presente todos los días de mi vida, por que, juro que he encontrado una loción de afeitado que así me lo recuerda cada mañana... esa bocanada de aire y sensaciones misteriosas que me reavivan el momento de salir de la asepsia del aire acondicionado del avión, en el aeropuerto de Sal, 2:00 AM de la madrugada; esa bocanada de aire caliente, pegajoso, dulzón… ¡bestial! Ese silencio atronador… (Motores apagados) indescriptible.
¡Dios que momento!... Lo que daría por revivir ese momento.
Continuará…
Capítulo 1
Lugo, 30/10/05
¡Dios! Que recuerdos.
No os podéis imaginar la alegría y sorpresa que tuve al encontrar esta Web.
Desde hace una semana, mi cabeza es un torbellino, que digo un torbellino… un huracán descontrolado que trata (y lo consigue) de remover los recuerdos, vivencias, sentimientos, e imágenes que el subconsciente se empeña en mandar al disco duro del pasado.
Un día, por aburrimiento, o tal vez guiado por un instinto misterioso… ¿Sodade?, pongo en “San Google” la invocación mágica: Cabo Verde.
En un instante se abren ante mí una innumerable amalgama de puertas, palabras y letras que me confunden y distraen, me perturban,… pero… al rato, tocado por la barita de no se que hechizo budú africano (groge), mis ojos se fijan en ¡Cabo Verde 24!
¡Dios!
¡Lo encontré!
¡Existe!
¡Lo tengo ante mí!
No doy crédito; poco a poco voy entrando, desmenuzando, buceando en toda la información que se abre ante mis ojos; fotos, foros, comentarios…
Reconozco lugares y personas que me transportan cinco años atrás. Pero sobre todo me asombra y me revela la inquietud y el desasosiego, esa comezón que recorre mis venas, esos amaneceres con esa luz indescriptible, ese color del mar… de la mar, que no es azul… ni es verde, es…
Es ese Sol de poniente que... después de abandonar el alba despidiéndose de su amor, el mar oriental, ancestral, primigenio, africano y ¡atávico incluso!, caracolea en el cielo con las escasas nubes de algodón, como pidiendo perdón y en silencio, para incendiarse en indescriptibles colores... y besar al final del día, atrevido y avergonzado, la fina raya de La mar... en el horizonte de poniente... Poniente... La mar de poniente... Poniente triste...Poniente de algodón... Algodón salado, cortante, duro como esparto seco... Seco como el alma... Alma seca como esparto... Corazón de esparto... ¿Morabeza?...
Pero al fin, algo inunda mi ser, algo que no he visto reflejado en ninguna parte de este foro...
¡El olor!
Ese olor de esa tierra que tengo presente todos los días de mi vida, por que, juro que he encontrado una loción de afeitado que así me lo recuerda cada mañana... esa bocanada de aire y sensaciones misteriosas que me reavivan el momento de salir de la asepsia del aire acondicionado del avión, en el aeropuerto de Sal, 2:00 AM de la madrugada; esa bocanada de aire caliente, pegajoso, dulzón… ¡bestial! Ese silencio atronador… (Motores apagados) indescriptible.
¡Dios que momento!... Lo que daría por revivir ese momento.
Continuará…