Historia de un Reino!

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Reyes y Reinas,

Ya nuestros reyes y reinas, nos han contados la Historia de su Reino y vosotros sereis los encargados de decidir cual es la mejor.

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Desde hoy, y hasta el domingo 02 de Septiembre puedes leer y votar por la mejor historia de un reino de Forge of Empires!


 
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DeletedUser8

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Historia de un Reino 1


Forge of Empires
¡Qué tiempos aquellos! Aun recuerdo cuando vivíamos pocos campesinos en una comunidad tribal. Éramos pobres pero estábamos en paz. Y con esfuerzo y determinación fuimos mejorando nuestras condiciones. Vivíamos en humildes chozas de palma y lodo. Y nos alimentábamos de la cacería de animales que caían en las trampas de hoyos y clavados por palos puntiagudos que colocábamos en el fondo. Aprovechábamos la piel y la carne que consumíamos. Con la piel nos vestíamos. Como algunos cazaban animales diferentes decidieron que intercambiáramos las que eran diferentes. Fue así como fundamos nuestra primera tienda de caza. Aprovechando los nuevos materiales nuestras viviendas fueron cambiando. Eran más cómodas y seguras y las llamamos palafitos.
Con el paso del tiempo, conocimos el barro y empezamos a darle forma a ciertos recipientes para contener agua y comida. Se nos hizo una agradable costumbre. Tanto, que pronto teníamos cientos de estos utensilios. ¿Para qué queríamos tantos? Pero entonces nos dimos cuenta de que no eran perfectos. Y quisimos mejorarlos. Nuestro jefe nos recomendó hacerlo en un solo edificio. Así lo hicimos y creamos nuestra primera alfarería.
Descubrimos el bronce en una mina cercana. Nuestras herramientas mejoraron. Nuestra población aumentó. Hasta nuestro ayuntamiento se amplió. Pero habiendo tanta gente en la comunidad, nos deprimíamos de vez en cuando. Un cazador llegó arrastrando dos colmillos de mamut que iban atados a su cintura. El cazador, tropezó y cayó de manera estrepitosa. Primero nos preocupamos porque lo vimos volar algunos metros por los aires. Pensamos: “Que porrazo se va a dar”. Pero entonces nos dimos cuenta de que los colmillos también se desplazaron tras él, por el espacio. Y dando un extraño giro en el aire, cayeron con las puntas apuntando al cielo, como si el enorme animal hubiese estado enterrado y asomara desde el suelo. Nos dio tanta risa que elevó nuestro entusiasmo.
Escuchamos rumores de que en las montañas aledañas había salvajes que atemorizaban a los aldeanos que se atrevían a subir.
- Jefe – le dijeron – en lo alto de los acantilados hay objetos valiosos que servirían de mucho a nuestra gente. Pero son custodiadas por salvajes. ¿Qué nos aconseja?
Nuestro jefe se quedó pensativo por un instante y después, con sabias palabras dictadas con voz firme y clara, indicó:
- Convoquen a los hombres más valientes de nuestra tribu para que se armen con palos con puntas de obsidiana en las puntas y aprendan a lanzarlas como cuando cazan a los animales gigantes. Esas serán nuestras armas para defendernos y atacar a los que se interpongan en nuestro camino hacia el futuro glorioso de nuestro reino.
Así nacieron los primeros Lanceros.
La población seguía creciendo y con ello, la necesidad de crear más vasijas. Por lo que se hizo necesaria la creación de otra alfarería. Quedaban pocas chozas. La mayoría de la gente habitaba en palafitos. De pronto, a alguien se le ocurrió combinar ambas estructuras y nos gustó. Se habían inventado las viviendas chalet.
A pesar de los colmillos enterrados, las personas iban perdiendo poco a poco el entusiasmo. Tal vez porque cada vez éramos más. Quién sabe. Lo cierto es que necesitábamos otro estímulo para levantar nuestra moral. Por eso muchos intentaron imitar los colmillos de los mamuts con piedras pulidas. Nuestro jefe las nombró Obeliscos y funcionaron para darnos algo de alegría. Yo intenté construir uno también. Pero las cosas no me resultaron como pretendía pues le rompí la punta. Entonces traté de componerlo y sólo conseguí hacer la punta más chata. Así que decidí redondearlo desde la base, de puro coraje. Parecía un cilindro. Pero así lo dejé enterrado. Antes de marcharme a mi chalet, descubrí los pequeños trozos de piedra que se habían desprendido de mi intento de obelisco regados alrededor. Se me ocurrió acomodarlos a la misma distancia de mi frustrada obra y en ese preciso momento, llegaron mis vecinos quienes, al verlo, se sintieron eufóricos y gritaron entusiasmados. Yo me sentí satisfecho. Y ellos lo llamaron Círculo de Piedra.
La gente seguía aumentando en nuestra aldea y ya no alcanzaban las provisiones. Recuerdo que comía una fruta de hueso grande, preocupado porque era de las últimas que quedaban en el recipiente. Con coraje arrojé el hueso a la tierra humedecida por las recientes lluvias. Alguien pasó corriendo y la pisó. La semilla se incrustó más en el suelo. Y yo me metí al chalet.
Al paso de los días noté que una pequeña rama crecía del sitio donde tiré el hueso de durazno. Después era una planta. Luego de unos meses le vi convertido en un árbol pequeño. Le tomé cariño y lo cuidé por cierto tiempo. Entonces descubrí que podríamos hacer lo mismo con las otras semillas. Lo comenté y me felicitaron. Aprendimos a cultivar las frutas y nuestro jefe nos enseñó la explotación frutícola.
Los lanceros regresaban victoriosos, las primeras veces, con recursos tan útiles como el ébano, el mármol, la caliza y la piedra, de la cima de las montañas. Algunas veces no volvían. Los sobrevivientes comentaban que los salvajes habían mejorado su ataque. Que ya contaban con una bestia a la que montaban y proferían más daño a nuestras tropas de aventureros.
- ¿Por qué no les lanzan piedras para asustar a esas bestias? – comentó con una pregunta un aldeano
- No tendríamos alcance ni buena puntería – respondió un lancero
El jefe, entonces, levantó el brazo para que lo escucháramos y al hacerlo, su túnica se atoró en la rama de un arbusto y se rompió. Un pedazo de tela se desprendió y cayó a mis pies. Me agaché de inmediato para devolverle el trozo mal cortado de tela y al hacerlo, sin querer levanté una piedra que se había enrollado. Intenté deshacerme de ella con la mano libre. Entonces el jefe me señaló con la mano abierta y me dijo con voz firme y serena:
- Espera. No tomes la piedra con tus manos. Arrójala lejos, sin tocarla
Lo hice. Y así fue como nació la idea de los honderos.
Con lanceros y honderos conquistábamos cada vez más regiones ricas en recursos. Abundaba, entre otras cosas, la madera de los bosques. Por lo que se hizo necesario que alguien se especializara en los cortes de los árboles. Se forjaron unas sierras de bronce y un lugar especial para hacer los cortes. A lo que llamábamos aserraderos.
Los marmolistas trabajaban el mármol. En los viñedos cultivan las uvas para hacer el vino.
Nuestro ejército también tuvo mejorías gracias al bronce. Se fabricaron falanges y se convirtieron en guerreros. La herrería tuvo mucho que ver con este avance.
Pero, ¿Y nuestros hijos? ¿Qué sería de ellos? ¿Qué podrían hacer mientras los adultos luchaban o trabajaban de herreros o alfareros? Algo tenían que hacer. Nuestro jefe comentó que era preciso que ellos aprendieran los oficios desde pequeños. Que aprendieran las primeras letras. Fue así como se crearon las escuelas y los profesores. Eso mantenía el entusiasmo arriba. Aunque los mayores, elevaban su estima en las tabernas. Que también surgieron por esas fechas.
Algo se presentía en el ambiente. ¿Vendrían tiempos difíciles para nuestra gente? ¿Qué tanto debíamos de estar preparados? ¿Quién sabe? Quizás alguien muy pronto descubriría un nuevo metal, más fuerte y duradero. Y cambiaría la suerte para todos.
 

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Historia de un Reino 2


Mi padre el Rey Senze fue expulsado por sus propios consejeros el tercer invierno desde que murió mi madre en un accidente de extrañas circunstancias, sin decir palabra cuando nos vimos desterrados mi padre decidió buscar trabajo en alguna granja al otro lado de las montañas nevadas, hogar de peligrosos salteadores de caminos.

Así es como comenzamos a forjar nuestro pequeño asentamiento, mi padre no tardó en encontrar trabajo en la granja de un anciano hombre que requería ayuda debido a su avanzada edad, éramos felices después de olvidar nuestros lujos de palacio, la verdad que todos aquellos tratos estaban de más. Me atrevería a decir que ahora éramos mas felices que antes. Yo era un chico joven y mi padre no dudaba de contar conmigo para las tareas mas difíciles que requerían de mi fuerza porque a pesar de ser joven (aun no tenía la mayoría de edad) era bastante mas fuerte que los jóvenes de mi edad.

Cuando habían pasado 4 años murió el anciano dueño de la granja, después de una terrible enfermedad que le tuvo en cama al menos 4 meses, mi padre le entró la preocupación por qué demonios íbamos a hacer ahora que se había quedado sin trabajo, pero para nuestra mas grata sorpresa justo al día siguiente del terrible suceso llegó el hijo mayor del viejo y nos regaló la granja argumentando que él estaba huyendo del castillo (si el mismo en el que mi padre hacía no mucho tiempo era rey). Él nos contó que el nuevo rey había subido los impuestos, obligando a todos los hombres que pudieran blandir una espada ir al frente de batalla lo que trajo duras consecuencias: un empobrecimiento del pueblo, y encima murieron muchos hombres por la guerra y los pocos que volvieron estaban mutilados.

Todo un desastre, por eso había comenzado su largo viaje con su familia a tierras orientales, más prósperas. Un destierro parecido al nuestro pero por unos motivos ligeramente diferentes a los de mi padre.
Volviendo a la historia de nuestra granja, cuando murió el anciano mi padre decidió comprar unas reses y abrir un establo, primero fueron cabras y después vacas para ampliar luego también a tener caballos. Cuando quisimos darnos cuenta mi padre necesitó contratar a dos familias para el cuidado del ganado y el de las tierras.
Después de llevar un tiempo conviviendo las tres familias, un día llegó una mujer con su hija y nos contó que querían montar un negocio le propusimos que abriera una posada ya que mucha gente pasaba por nuestra granja y terminaba durmiendo en el granero porque nosotros no teníamos sitio y mi padre no se fiaba, “no te puedes fiar de todo el mundo” – recuerdo que solía decir él. 400
Cuando la posada ya funcionaba con regularidad, y por cierto con bastante éxito debido al numeroso gentío que atravesaba por la carretera, entonces se unió una herrería porque lógicamente las caballerías necesitaban tener en buen estado las herraduras, dicha herrería la regentaba mi hermano mayor que al igual que yo era un joven corpulento y que por casualidades del destino probó el oficio de herrero y le gustó por eso se dedicó a esto.
Si os dais cuenta cada uno de los edificios que poco a poco se iban construyendo eran porque se iban necesitando, así fue creciendo nuestro asentamiento enclavado en un lugar de paso que pocos daban una triste moneda pero que iba mejorando muy rápidamente y ese es el motivo que fueran viniendo un alfarero, un curtidor entre otros a nuestro pueblo, no salíamos en los mapas pero mucha gente viajera sabia de nuestra existencia no teníamos un gobierno o un líder nos íbamos administrando nosotros mismos ayudándonos cuando podíamos, una manera de cooperar libremente sin la presión de un mandatario caprichoso ni nada por el estilo.
Y a raíz de la construcción de los edificios de los artesanos comenzaron a crearse mas necesidades y hubo gente que vio la oportunidad una vez mas de hacer viñedos, aserraderos y fundiciones de hierro, cobre, plata, otros trabajaron las joyas, la carpintería… y un sinfín de artesanos mas. Y este fue el origen de mi ciudad, en sus inicios un simple cruce de caminos transitados cada día mas hasta convertirse en lo que es ahora capital de una gran nación.
Aun me queda algo de fuerzas para que este anciano hijo de un rey destronado os cuente cómo conocí a la que a día de hoy es mi esposa.
Recordáis que os conté que cuando llegó una mujer a casa de mi padre con la intención de montar un negocio no venia sola pues la que la acompañaba, su hija es la que conocí yo y después de un noviazgo muy bonito me casé con ella, tuve 4 hijos y… nada hasta el día de hoy que sigo mas enamorado que el primer día que la conocí.


Al final casi sin darnos cuenta habíamos creado un pequeño pueblo de casi la nada repleto de gente que como nosotros quería rehacer su vida.
 

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Historia de un Reino 3


Siempre recordaré aquel día como el comienzo de mi Imperio.
Tenia el pelo caoba y reflejaba los rayos del sol como si desprendiese autentico fuego y unos enormes ojos negros y profundos que le conferían auténtica majestuosidad.
Hacía ya 10 días que Rael, el encargado de caballerizas, había capturado a este bello caballo en los montes más allá del viejo muro y, a pesar de su destreza y experiencia, aun no había logrado domar al animal. Yo lo contemplaba anonadado encaramado a la valla que lo cercaba cada día tras mi clase de protocolo con Lord Feish.
Furia, pues así lo llamaron, relinchaba y coceaba haciendo honor a su nombre cada vez que algún intrépido, y en ocasiones pretencioso, caballero pretendía montarlo y demostrar al jefe de caballerizas su torpeza en la doma de este caballo. Rael, era un hombre curtido en la profesión y la 4ª generación de su familia que trabajaba a las órdenes del Rey; los achaques de la edad y esa visible cojera adquirida tras múltiples fracturas fruto del oficio no le impedían seguir siendo el mejor caballerizo de todo el Reino. No obstante todo tiempo pasado fue mejor y, quizá más el aspecto desaliñado y su rostro al que el Sol se había encargado de marcar con unas profundas arrugas, hacían que no pareciese el hombre digno de respeto que merecía ser y al que el mismísimo Rey quería como a un padre; esto, junto al atrevimiento de la ignorancia hacían que los adolescentes que entrenaban para ser ordenados algún día caballeros se encargaran continuamente de recordar a Rael que sus días de gloria quedaban ya lejos: “Dedícate a contar cuentos a los nietos! Esto ya no es lo tuyo” le empentaban continuamente, a lo que Rael, con una perfecta ironía digna de un veterano, respondía llevándose el dedo índice a la oreja, encogiendo los hombros, y diciendo: “estoy sordo!” y continuaba con sus quehaceres.
Cada día, tras los vacuos intentos diarios por domar al precioso jamelgo, éste permanecía inmóvil con la vista perdida en el horizonte, en dirección a los montes de donde fue arrebatado, y, al menos a mi me lo parecía, una sombra de tristeza y añoranza desdibujaba su cara. Así que, en vistas de que los caballeros del reino, caballerizos, e incluso algún extranjero aventurado, eran incapaces de eliminar el carácter salvaje de Furia, me decidí a terminar con su sufrimiento. Tras el último empeño diario, esta vez a cargo del vanidoso Lord Rob, mientras su escudero le ayudaba a levantarse del suelo y Rael sacudía sus polvorientas ropas, me deslice hasta la cancela abriéndola de par en par sin dudarlo. Furia, que había permanecido con la vista perdida, en cuanto escuchó el chirriar de la puerta se percató enseguida de lo que ocurría y corrió veloz hacia su libertad, y con tanta ansia lo hizo que no reparó ni en quien ni en lo que hubiese en su camino: volcó una carretilla de paja del mozo de caballerizas, rompió unas cuantas tinajas de las mujeres que se aferraron como pudieron al borde del pozo, resbaló con el adoquinado embarrado y fue a estrellarse contra un montón de barriles de vino, rompiendo algunos y haciendo rodar otros, con tan mala suerte que uno de los barriles rodantes fue a parar a la pierna inocente del hijo menor de Rael, rompiéndola.
No sabía donde meterme, y aunque lo hubiese sabido me habría sido imposible, la escena que acababa de presenciar me dejó helado y pálido como la barriga de una cabra. Caen, el hijo menor de Roel, chillaba desesperado de dolor mientras su pierna colgaba de modo que solo parecía estar unida a su cuerpo por los sucios y roídos pantalones. Roel, al percatarse de que el que gritaba desconsolado era su hijo y, tras analizar lo ocurrido por unos segundos, corrió hacia mi y agarrándome fuertemente de los brazos me zarandeó gritando: “pero que has hecho!?, tu has visto lo que has hecho!?” y me soltó una sonora bofetada. Al ver esto los guardias encargados de mi seguridad acudieron prestos y arrestaron a Rael sin dejarle siquiera acercarse a comprobar el estado de su querubín.
El estado de shock me tuvo ausente por varios minutos, y lo siguiente que recuerdo es estar frente a mi padre, Kromas el Grande, en sus aposentos. Su cara lo decía todo: le había decepcionado, sus pequeños ojos marrones se clavaban en los míos como dagas. Intenté decir “lo siento” pero mi padre, el Rey, negó con la cabeza adivinando mis intenciones.
“Solo quería liberarlo…” acerté a balbucear.
Evidentemente el Rey había sido pertinentemente informado de todo lo acaecido.
Volvió a negar con la cabeza.
“Mi intención era…”
Sin dejarme continuar, esta vez sí, habló: “Pablo, mi reinado llega a su fin; mi legado está cerca de pasar a tus manos, y ahora veo que no te he preparado para ser un buen gobernador, un auténtico Rey. Dime, que has aprendido durante tu formación?”
“Me han enseñado a pelear con garrote, con espada, con lanza, y con honda, aprendí a montar y a tirar con arco y ballesta, sé leer y escribir, conozco la historia de nuestras Tierras desde Comoll el Temible, me habéis enseñado el valor del honor, la nobleza, y la lealtad… me lo habéis enseñado todo padre…”
“Todo….menos lo más importante que debe saber cualquier persona que tenga aunque solo sea un gramo de poder: que todo acto tiene una consecuencia.” Dijo con firmeza. “Se que tus intenciones eran buenas: sentiste lástima por el caballo, y esta bien que un Rey no olvide nunca sus sentimientos y sea benévolo para con los más débiles, pero incluso el camino del Infierno está lleno de buenas intenciones. Lo único que has sacado de tu buena intención es unas cuantas tinajas rotas, un caballo malherido que habrá que sacrificar, un chaval con la pierna rota, y a Rael encarcelado y azotado”
“Pero Rael no…” grité.
“Él solo se dejó llevar por el amor a su hijo, lo sé., pero sabe perfectamente que no debía pegarte, y menos en público, por lo que debe ser castigado. Imagina lo que pensaría el resto del pueblo si viese al jefe de caballerizas abofetear a su Príncipe impunemente.”
No tuve más remedio que agachar la cabeza avergonzado.
“Espero que por lo menos esto te sirva de lección y a partir de este día sopeses bien las consecuencias de tus actos, por muy inocentes o benévolos que parezcan.” Replicó mientras ponía sus enormes manos sobre mis hombros.
Y ese día comenzó a forjarse el hombre, el Rey, que soy ahora. Padre hizo que yo mismo sacrificara a Furia como lección: yo era el responsable de lo ocurrido, por lo que era mi responsabilidad solucionarlo; y así tuve que hacerlo, con mano firme y la conciencia alterada.
Hoy sentado en mi trono de acero, una vez más, rememoro aquel día mientras, con los ojos cerrados y aferrado a mi espada, escucho el murmullo de mi gente, el crecer de un nuevo pueblo creado sobre las cenizas del antiguo Imperio de mi padre, arrasado por la traición y la vergüenza: la codicia hizo que los mismos que derrocaron a mi padre se destruyeran entre ellos. Pero eso es lo que me hace seguir adelante con más empeño: separaré del cuerpo todas las cabezas que mordieron la mano del Rey, que les dio de comer.
Como decía mi padre “los errores te harán más fuerte”, y con la lección aprendida sigo los pasos que él me marcó: crearé un Imperio unido y leal con la diplomacia como bandera, pero todo aquel que ose alterar la paz de mi pueblo no tendrá mi clemencia: la fuerza de nuestro Reino caerá sobre ellos como el martillo en el yunque, y les perseguirá hasta el último rincón de este mundo y hasta el fin de sus días.
Alfareros, herreros, curtidores, labradores, soldados y doncellas, todos aquellos que se guarden bajo mi mano serán queridos como hijos y cuidados como tales, pues ellos son mi pueblo y yo… soy su Rey.
 

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Historia de un Reino 4


Cuenta la leyenda que si un aventurero se atreve a cruzar las altas y bastas colinas que se extienden a través de las llanuras de Brisgard, sus ojos podrán hallar uno de los reinos más majestuosos que jamás haya existido. Un deleite para cada uno de nuestros sentidos. Una experiencia única que jamás podría olvidarse. Claro que, como es bien sabido, las leyendas, leyendas son y siempre hay algún ingrato iletrado que se dedica a vanagloriar los muros del imperio que más le paga. Pero os aseguro, muchachos, que esta vez no es así. No podría describir con total precisión todo lo que he podido ver a través de los años, pero lo intentaré.

Durante la decadente guerra que se desarrolló en el continente, fechada a finales del siglo pasado, el hambre y la muerte hicieron presencia en incontables regiones. La gente, agonizante, se arrastraba por las calles repletas de cadáveres mientras los reyes, acomodados en sus sillas devorando pomposos festines, observaban al pueblo morir por la patria. La patria, sí. Aquella que jamás se había preocupado por darles un trozo de pan y que gastaba los ingresos que entraban en las arcas de forma vertiginosa.

Todo surgió por culpa del Varón Josephe, uno de los súbditos más fieles de Isgandul, intruso desde tiempos inmemoriales, aquel que se atrevió a desatar el más sangriento episodio que jamás se hubiera avistado en aquellos terrenos. Osó robar unos importantes manuscritos que se hallaban bien escondidos en las cándidas mazmorras y entregarlos a su Rey, traicionando a todo Brisgard y poniendo en bandeja la cabeza de miles de plebeyos.

Las horribles atrocidades que presencié durante aquella época siguen grabadas en mi cerebro. Con todos los utensilios posibles el pueblo defendía su vida, intentando arraigarse a las pocas esperanzas que mermaban entre su propia desdicha. No importaba si había niños con lanzas o mujeres embarazadas gritando auxilio; todos, sin excepción alguna, permanecían en un estado de sopor provocado por el miedo que hacía que palabras como ‘clemencia’, ‘piedad’, ‘compasión’, ‘benevolencia’ y demás sinónimos no se encontraran en el diccionario moral de sus adversarios.

Con la bandera ondeando en lo más alto de la gran asta principal, cara el sol, vigorosa y fuerte como ella misma, marcaba el final de aquel reino. Pero no todo terminó aquí, aunque parezca imposible. Al final el sucio traidor fue capturado por los pocos miembros del ejército que quedaban entre nuestras murallas y estoy seguro que de haber estado en su situación habría optado por el suicidio. Mucho más digno. Menos doloroso. No os voy a narrar todas las vejaciones que sufrió aquel pobre ser pero, ¿os podéis imaginar qué se siente cuando te desollan vivo? Posiblemente no, yo tampoco podría. Sin embargo mis ojos presenciaron cada una de aquellas escenas y es algo de lo que nunca me he sentido orgulloso, pues aún hoy escucho sus aterradores gritos en mis sueños. No es mi intención caer en el dramatismo, así que proseguiré.

Tras toda aquella feroz guerra donde no hubo ganador posible el cambio que le siguió fue inminente. Los supervivientes del imperio limpiaron durante meses las desoladas calles de Brisgard. No fue una tarea fácil, precisamente. Retiraron todos los cuerpos y les otorgaron un entierro digno, por lo que se decretó días de velo para que sus familias pudieran llorar en paz.

Poco a poco la situación se normalizó y las numerosas casas fueron recibiendo distintos sustentos alimenticios. Los niños volvieron a la escuela. El ejército creció. La gente se esforzó mucho para intentar olvidar lo que había ocurrido. Incluso yo, que no era más que un simple trovador, tuve que apresar el martillo entre mis dedos. Seguro que de haberme visto hacer tales tareas aún os encontraríais riendo.

En plena edad de Bronce las conquistas fueron cada vez más frecuentes. El reino, llamado desde entonces Sweetolia, se abrió paso entre todos aquellos desertores que habían ocupado los territorios de alrededor. El primero en caer fue Dunarsund y poco después le siguió Fel Dranghyr. Éramos imparables. En cada conquista podíamos obtener materiales, útiles para seguir con el progreso de la nación. Y de ese modo, casi sin pensarlo, nuestros soldados llegaron hasta Tyr, donde de vez en cuando se organizaban torneos para demostrar qué reino era más fuerte.

Sweetolia fue ganándose un lugar importante en Brisgard. Y, con él, sus primeras medallas. El reconocimiento. Su ejército valeroso ya no tenía miedo, triunfaba, cada vez más fuerte gracias a los avances que el pueblo podía permitirse. Más dinero. Más seguridad. El Rey había sido desterrado y ahora un joven ocupaba su lugar. No era un joven cualquiera, no. Era el hombre más noble que jamás había existido. No se sentaba en su trono para tragar sustentos, sino que el pueblo era su conciencia y voz. Les escuchaba y aceptaba sus consejos, pues después de todo ellos habían forjado el nuevo imperio. Las clases sociales fueron igualándose haciendo que todos trabajaran por la prosperidad. El hambre ya no era una posibilidad.

A partir de aquí poco os puedo contar. Por causas personales tuve que partir hacia otro lugar muy, muy, muy lejano. Una historia que quizá otro día os pueda narrar. Y, por ello, me perdí grandes años donde el ascenso de Sweetolia llegó a lugares inescrutables. Pero no todo termina aquí, no señor. Después de una década pude volver a mi amada tierra, pensé que de alguna forma allí me aguardaría una buena vejez porque a pesar de todo lo que había ocurrido entre esas murallas, era algo que vosotros, juventud, debíais conocer y recordar por y para siempre. No se pueden cometer los mismos errores dos veces ¿verdad?

Cuando volví a pisar el suelo del reino incluso éste mismo era diferente. Tenía piedras de la mejor calidad y eso parecía contentar a la gente. ¿Os lo podéis creer? Incluso algo tan simple les hacía felices. Los edificios se habían desarrollado increíblemente y nada permanecía en el lugar que recordaba. Parecía que habían descubierto nuevos materiales y que, éstos mismos, les ofrecieron unas grandes ventajas durante el desarrollo. Había sitios donde la gente se juntaba simplemente para pasar el rato. La economía del país era lo más fuerte que había visto y sin embargo el equilibrio que había en el reino era total. Ya no había suburbios. No estaba la propia Muerte escondida por las esquinas. No habían cometido las mismas equivocaciones. ¿Y sabéis por qué? ¿Leonor? ¿Alexander? ¿Alphons? ¿No? Muy fácil. A veces, pequeños míos, no importa el poder que tenga una nación o la riqueza que ésta posea. No importa si eres el rey con más monedas en las arcas o el soberano más grande. A veces las cosas son tan simples que con tan sólo escuchando a los demás se nos puede permitir, a cada uno de nosotros, llegar a distintos acuerdos y prosperar. Como nación. Como imperio. Como personas.
 

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Historia de un Reino 5


Cuando llegue a esta tierra, fue sorprendente, llena de arboles, ríos con aguas cristalinas, pero mi historia no empieza ahí…

Llovía y la noche era oscura, no podía creer lo que estaba pasando, habían arrasado mi casa, mis tierras, mi ganado, mi familia había sido aniquilada y con mis pocas fuerzas saque a mi padre moribundo de ese caos. Quería luchar pero mi padre con su ultimo aliento me miro y me dijo: -Hija, tienes que sobrevivir, huye, eso no es cobardía, es hacerse fuerte.
Con lagrimas de sangre, por la rabia e ira, mire el palacio que se derrumbaba en llamas, apreté mi espada, llena de dolor y sangre y escape entre la penumbra roja. Me lleve horas caminando, sin sentido sin rumbo, queriendo dar la vuelta y enfrentarme a esa horda de salvajes que habían acabado con mi familia, pero a cada paso que daba, recordaba las palabras de mi padre y me hacia fuerte y mi corazón se hacia fuerte y mi mente cobraba vida, solo pensaba en que un día, volvería.
Nunca me gusto vestir como una dama, quería estar con los chicos y jugar en el barro con espadas y mi padre acabo haciéndome una, la llamo “Lunalix”, me dijo que la usara con honor y valentía y que un día ella me salvaría la vida, me enseño a usarla y aprendí rápido, pero nunca imagine que llegaría a teñirla de sangre.
Seguía lloviendo y estaba exhausta, pero no podía dejar de caminar, tenia que alejarme lo mas posible, antes de que se dieran cuenta de mi ausencia, por que cuando Sir Fornet viera que no estaba entre los muertos, mandaría a sus lobos a por mi.
Sir Fornet, nunca olvidaría ese nombre.
Llegue a un riachuelo y me arrodille, había dejado de llover y la luna empezaba a aparecer entre las nubes que se disipaban, pude ver mi rostro, salpicado de sangre y cerrando los ojos, cogí un poco de agua y limpie ese dolor. Mire a un lado por que algo se movió entre los arboles, lleve mi mano a la empuñadura de Lunalix y observe…fijando mis ojos, pude ver algo que brillaba, apreté mas mi mano y pensé que me habían encontrado, sin embargo con el rabo entre las piernas, salió Romi, “¡¡Romi!! Ven aquí muchacho”. Me abrace a él y empezó a mover el rabo demostrándome su gozo. “Shhhh calla, aun no estamos lejos, tenemos que seguir caminando, vamos”. Me levante y mirando a mi alrededor emprendimos el camino, un camino que no se donde me llevaría, pero tenia que ser lejos, donde pudiera estar a salvo y hacerme fuerte.
No se cuanto tiempo estuve caminando, cuando entre unas montañas vi lo que parecía una cueva, me acerque sigilosa y pude ver que estaba vacía, era fría, pero estaba seca, así que cogí unas ramas y conseguí hacer fuego, allí podría descansar un poco, para al día siguiente poder seguir mi camino, estaba tan hambrienta, que me dormí exhausta. Esa noche soñé con fuego y sangre.
A la mañana siguiente, cuando desperté, Romi había cazado un conejo, me miraba con jubilo y eso hizo que cogiéramos fuerzas para proseguir nuestro camino, un camino que no se donde me llevaría, pero que ya estaba lo suficientemente lejos para no temer.
Después de un tiempo, llegue a esta tierra maravillosa y decidí que esta seria mi casa. Aquí comenzaría mi nueva vida, forjaría mi valentía, sembraría mi entereza, pero para eso, aun debía pasar mucho tiempo.
Pasaron 5 años, pero en ese tiempo, levante una fortaleza, había comerciado con gente de aldeas cercanas y poco a poco me hice de gente que trabajo para mi, por que en esta tierra encontré una pequeña mina de hierro con la que pude comprar animales para arar los campos, materiales para construir y comida para sobrevivir. En poco tiempo, gracias a mi facilidad de comercio, pude levantar mi imperio y con el un pequeño ejercito que poco a poco se iba haciendo cada vez mayor.
En todo este tiempo, no había dejado de pensar en las palabras de mi padre, tan sabio y que razón tenia, no había huido, no era una cobarde, solo había desaparecido un tiempo para sobrevivir y poder hacerme fuerte. Mi hogar ahora estaba allí, pero tenía que acabar con esos seres que intentaron hacer desaparecer el nombre de mi padre y ya faltaba poco, solo un poco mas… y pronto comenzaría la búsqueda de Sir Fornet y su horda de lobos.
Habían llegado noticias a través de viajeros de tierras lejanas, que un ejercito de hombres con lobos, arrasaba toda aldea por la que pasaba y eso alimentaba mi venganza, tenia que acabar con el, con ese ser que era mas animal que sus propios lobos, por que no tenia piedad por donde pasaba. “Ya falta poco Sir Fornet, pronto sentirás mi frio acero”.
 

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Historia de un Reino 6


(Preámbulo)
Vengo a extender mis dominios a este juego, tengo un gran imperio en Theta (grepolis) y un día investigando a mis enemigos en el stat descubrí este juego y me cautivo desde el primer momento, aun sigo jugando a otro, pero este me tiene perdiendo horas delante de la pantalla.
(Historia)
Llegado de tierras lejanas, con algunos enseres simples de poblado nómada, nos asentamos en una tierra rica y fértil, el comienzo fue duro, y lento pero con paso firme, somos un pueblo duro y recio, muy obstinado pero de corazón noble, en seguida comprendimos los misterios del bronce, su forja,y así abandonamos los útiles de piedra y las viejas costumbres, nos enfrentamos a numerosos enemigos desde los comienzos y aunque en un principio no teníamos fuerza suficiente, pero no nos doblegaron, los intentos por destruirnos y los numerosos sabotajes no hicieron mella en nuestro animo, ni menguaron nuestro espíritu, los hermanos caídos fueron vengados y ante tanta gallardía, todos sucumbieron a nuestro paso, y se postraron y nos ofrecieron como pago por no aplastarlos vino , ébano , mármol y maravillosas telas, así paso a paso y con mucho valor fuimos extendiendo nuestro imperio, para mantener las tropas nos las tuvimos que ingeniar para mejorar nuestros cultivos y que las casa albergara a mas trabajadores para costear el ejercito así cada vez mas poderoso, descubrimos la dureza del Hierro y el ejercito mejoro, ya no iban con simples ropas de campesinos, sino que ahora lucían hermosas armaduras, equipados con yelmos de calidad, montaban animales de batallas,los llamábamos caballos, se adiestro a arqueros y el alquimista nos enseño a utilizar armas de asedio, ya no se trataba de una chusma con mas coraje que habilidad sino uno grandiosos guerreros, sedientos por expandir su bandera por todo el confín del mundo, pero algo cambio al llegar la Edad Media,algo cambio en la mentalidad de los aldeanos, no podíamos crecer mas, sin ayuda, así que ese sentimiento se generalizo entre la población y tuve que formar pactos, y lazos de alianzas, solo, así que me uní a unos grandes colaboradores con un mismo objetivo, crecer y expandirse, y cuando tengamos suficiente fuerza, hendiremos los escudos, y quebraremos las banderas enemigas, y nos rendirán pleitesía
Económicamente no podía seguir costeando la guerra sin comerciar. A si que tuve que poner a los diplomáticos a trabajar, y hacer que los comerciantes me trajeran productos de tierras lejanas necesarios para el imperio, como tintes, maderas, gemas etc. Así comerciantes de toda la rosa de los vientos empezaron a llegar y traer sus costumbres y la investigación y el desarrollo se convirtieron en una prioridad.
Pero mis soldados sedientos de sangre no cejan en su empeño y solo quieren guerra, la expansión del territorio, arrasar todo a su paso y demostrar que son capaces de domeñar a cualquiera que se cruce en su camino. Las infraestructuras y equipamientos son fundamentales para la moral de las tropas, y procuro invertir en mejorarlo, entrenando y mejorando las unidades así como tengo la ciudad con cuidados jardines buenas escuelas, unos buenos baños y por supuesto grandes tabernas donde descansar después de una larga jornada y subir la moral de los artesanos que trabajan con mas felicidad dando a cambio un mayor esfuerzo en su trabajo,y no amotinándose ante su Rey y Señor.
Hago traer a mi presencia, alquimistas, magos, químicos, matemáticos... etc y cualquiera que tenga algún conocimiento que pueda decantar la balanza de la victoria a nuestro lado, o enriquezca las arcas del reino. Sé que mi pueblo necesita avanzar mas, mucho mas, pero es de suma importancia que sea con paso firme, hay mucho por descubrir y la ciencias es algo que no podemos obviar, es el motor que impulsa las ruedas de nuestra existencia, en cuanto a calidad de resultados.
Mi legado sera eterno, cantaran mis gestas, los niños estudiaran por siempre la gloria y el comienzo de su pueblo, monumentos y estatuas sembraran las calles, alabando el señorío de su historia y recordándola la valía de sus predecesores. Rubricaran en oro mi nombre, mi tumba sera digna de peregrinación, y acudirán en masa desde los remotos lugares del reino. No habrá decadencia capaz de menguar la talla mi imperio, y mi sangre llegara a todas las épocas a través de mis descendientes. Honor y Gloria es el lema y el Lobo el emblema de mi casa. El registro de la heráldica sera guardad con celo para soportar largos años.
El futuro es incierto ni los mas sabios pueden discernir cual sera el rumbo de los acontecimientos que están por venir, los astrónomos y hechiceros no se ponen de acuerdo, solo hay un adversario al que temo y con el es mi eterna lucha, me ha perseguido de Norte a Sur, de Oriente a Occidente es mi mayor adversario mi mayor enemigo, muchas veces he caído ante el pero cada vez se lo pongo mas difícil para sucumbir a sus malas artes, muchos lo conocen se llama ABURRIMIENTO, de momento le estoy ganando la guerra aunque en algunas escaramuzas me ha doblegado, pero tardía sera la hora en caiga en la desidia de sus redes. No, no contaran esa cobardía de mi, ni cantaran canciones de mi reinado cayendo en las garras de mi enemigo, mientras quede algo de aire en pecho o un hilo de vida en mi cuerpo.
 

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Historia de un Reino 7


Alzar las velas, echar anclas dijo el capitán del buque, señores tripulantes hemos llegado a nuestro destino, la tierra soñada, donde levantaremos nuestra grandiosa ciudad al que llamare Ciudad Forge, en ella ya estoy viendo grandiosos edificios monumentales, casas de tejas, y grandes calzadas esta será la tierra, nuestra tierra.
¬-¡Capitán!, dijo uno de los almirantes
-Dime almirante, dijo alegre el capitán
-No tenemos materiales para hacer lo que usted desea.
- Mira a tu alrededor hijo tenemos un mundo entero conseguirlo.
Un rio por el que ni en los meses mas caluros se seca, unos arboles grandiosos, tenemos una tierra rica en minerales por lo que si nos falta comida la podemos cultivar, a lo lejos creo que veo un lago, con una montaña, en ella tendremos peces, y piedra para construir,
-Un buen sitio, dijo la tripulación.
Bien dicho esto bajen los víveres comenzaremos a edificar esta misma noche, dijo el gran Ragu Silvertongue, el científico, Fernikus, guiaba a los tripulantes al mejor sitio para poder edificar sus campamentos.
-¡¡Aquí!! Decía Fernikus, podéis dejar los víveres aquí, y justo a la derecha en menos de media legua, podéis empezar a edificar yo, os guiare como debéis hacerlo.
-A su servicio, gran científico Loco.
-Por ultima vez no estoy loco, solo estoy un poco calvo…
Bien dejemos mi hermosa calva y comencemos a edificar, Fulanito pon 2 de madera, allí. Menganito 5 de piedra, justo a la derecha del fuego.
-¡A sus ordenes! Dijeron los dos.
Mientras el gran Ragu, estaba empecinado el terreno, cuando de la nada salió…Un gran Tigre negro.
Con las mismas, Ragu, salió corriendo como si fuera el mismo diablo. Para el campamento, sus gritos, alertaron a Grivus, el famoso Guerrero, que sin pensarlo dos veces se tiro a por la feroz bestia, como si se tratase de un inofensivo gato. Tras un largo, revolcón el valiente Guerrero termino, con el feroz animal, y dijo a toda su gente con animo de victoria.
-YA TENEMOS LA CENA, PREPARAR EL GUEGO
Todos felices comenzaron a cenar, Ragu, Fernikus y Grivus, cogieron lo mas importante, aunque no eran avariciosos le dejaron a sus fiel tripulación la carne mas jugosa. Todos quedaron dormidos profundamente, tanto que los ronquidos de Ragu espantaron a todos los animales de su alrededor..
A la mañana siguiente todos los tripulantes comenzaron a edificar unas casas que posteriormente terminadas las llamarían Cabañas. Necesitaban crear como sea oro y suministros para crear más casas y edificios monumentales o para producir. Por lo que cada día a los aldeanos de la zona, debían pagar unos pocos impuesto para el ayuntamiento, al comienzo eran pocos los que tenia que pagar 6 monedas.
Era una villa bastante prosperarte, cada día se creaban nuevos y grandes edificios, un de los ellas fue la tienda de caza y alfarería. En la tienda de caza los animales que habían cazado, los utilizan para piel o para comerciar así se ganaba mas suministros. En la alfarería, lo único que creaban era vasos, cubos, ollas… de barro que luego las ponían a la venta a los pueblos de alrededor. Luego la condición de las casas fue cambiando se mejoraron las casas y se crearon nuevos caminos y ejercito. A las nuevas casas de la pasaría a llamar Chale, sus casas muy bien adornadas, con porche, sillas mesas la vida allí había evolucionado a la edad de Hierro. Los edificios el cultivo el ayuntamiento, todo mejoro, ya no había senderos ahora estaban los caminos, se crearon mercados, todo mejoro a bien.
Un día por la noche se escuchaba unos pasos de caballo y personas, acercándose a nosotros, el jefe guerrero Grivus, alerto a todo el ejército y prepararon las lanzas, caballos y hondas todos, estaban atento a esta gran guerra, cuando llego la hora de la verdad todas las tropas estaban preparadas para sufrir el ejercito enemigo empezaron Hondas que destruyo las barreras que teníamos preparadas. Luego nos toco a nosotros comenzar nuestro contrataque, nos sabíamos un poco territorio pero poco sirvió, para que nos derrotaran las tropas, y nos destruyera el campamento llevándose todos nuestros suministros. Tras un periodo de unos 5 días o más nos conseguimos restaurar de aquella brutal guerra, habíamos evolucionado una época mas estábamos en la edad media. Teníamos casas mas modernas y potentes, se llamaban casas de campo, con su gran patio. Teníamos vacas y cabras por lo que podíamos crear granjas de vacas y cabras. Nuestro ejercito evoluciono, y terminamos por conquistar a los que primero nos atacaron brutalmente, seguimos y seguimos conquistando otros territorios, y haciéndonos mas fuertes y poderos, ganado todas las guerras, evolucionado de épocas en época, ahora estamos en la baja edad media, pero quien sabe que edad no puede tocar, es un misterio, pero espero que nos quede poco tiempo de vida.
 

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Historia de un Reino 8


Moated y el Caballero Lejano.
Después del ataque a Domum por parte de los Indicum, los sabios Erraticas que aun quedaban con vida decidieron entregar los pergaminos del conocimiento que aun tenían en sus manos a aquellos que lo protegerían sabiamente, así fue como se le entrego el conocimiento a los Bellatore y cada portador de los pergaminos desapareció hasta que fuera el momento indicado.
Custos uno de los Bellatore tomo el pergamino que le habían encomendado, reunió algunas familias y al igual que alguna vez lo hicieron los Erraticas, partieron en busca de un nuevo comienzo. Tomaron un pequeño navío de los hombres de las montañas heladas del norte y zarparon en busca de un nuevo hogar. Después de algunos días de navegar se toparon con una inmensa isla de grandes montañas y extensa vegetación, aquí encallaron, la isla estaba compuesta de grandes pastizales a las orillas del mar y tupidos bosques a los pies de las montañas neblinosas, el paramo era hermoso y lleno de vida, Custos decidió que se asentarían a orillas de dos ríos que desembocaban en el mar a pocos kilómetros.
Los días pasaron y los colonos ya habían transformado el navío en el que llegaron en un pequeño campamento compuesto por un centro de ciudad, algunas casas, campamentos de caza y un pequeño muelle a horillas del rio a este lugar lo llamaron Moated la ciudad rodeada de agua. Los aldeanos habían estado tan ocupados construyendo su nuevo hogar que restaron importancia a la cuestión de explorar el resto de la zona.
Un día un grupo de hombres se encontraba en el bosque, habían seguido a un gran jabalí durante un par de horas pero cuando lo tenían acorralado y estaban a punto de atacarlo, dos grandes lanzas atravesaron al animal matándolo al instante, los moatianos estaban desconcertados y un tanto asustados, de pronto se escucharon voces gritando furiosas, era un grupo de guerreros que habitaba la isla, los Maneater, guerreros de piel morena, muy salvajes, despiadados y devoradores de carne. De inmediato los nativos se lanzaron contra los cazadores que se habían convertido en presa, honderos disparaban piedras por encima de un pequeño risco acertando más que nada a los arboles alrededor de los cazadores, el objetivo de los honderos no era matarlos, si no ahuyentarlos a su campamento, los cazadores trataron de huir mientras tanto guerreros armados con lanzas ya les pisaban los talones, tendrían que luchar aunque los superaban en número. Los cazadores se plantaron firmes formando dos filas, por delante los armados con lanzas y por detrás los que llevaban arcos, los cazadores tuvieron tiempo para disparar solo dos rondas de flechas a los Maneater que ya se acercaban, varios cayeron pero algunos con todo y las flechas incrustadas en el cuerpo seguían avanzando a gran velocidad, los Maneater arrojaron pequeñas lanzas contra el enemigo matando varios cazadores e inmediatamente desenfundando una lanza aun mas grande, los Maneater ya estaban justo en frente de los cazadores que tomaron sus lanzas y firmes esperaron al enemigo, fue un encuentro donde hombres cayeron de ambos lados pero los cazadores superados en número fueron derrotados, solo quedaron cuerpos mutilados y rastros de la pelea.
Los Maneater llegaron a orillas de los ríos Pacha, descubrieron un pequeño asentamiento, que estaban a punto de atacar. Mientras tanto el caballero bellator Custos en el centro de la aldea y sin saber lo que había pasado se percataba de que los cazadores ya se habían demorado mucho más de lo habitual y se disponía a partir en busca de ellos, cuando gritos se hicieron escuchar en la aldea, Custos dio un vistazo y diviso a las orillas del bosque un pequeño ejército que se acercaba, eran hombres armados con pequeños escudos y grandes lanzas, de inmediato sonaron las alarmas en la aldea, mujeres y niños se resguardaban y los hombres se disponían a defenderse con lo que tenían a la mano, mientras tanto Custos se armaba para la batalla. Una vez listos Custos los dirigió a sus hombres a las afueras de la aldea, los maneater ya se acercaban y fue entonces cuando Custos tomo a la mitad de sus hombres y ordeno cargar, los nativos a esto respondieron con una lluvia de lanzas y piedras, Custos esquivaba ágil mente los proyectiles mientras algunos de sus hombres caían muertos o heridos, los dos bandos estaban a punto de encontrarse, cuando los maneater sacaron sus grandes lanzas y corrieron directamente a las filas de Custos, los hombres de Custos eran atravesados por las lanzas mientras que Custos por su parte las destrozaba con su gran espada. Los aldeanos fueron cayendo de a poco mientras los avilés lanceros iban rodeando de a poco a Custos, pero el guerrero bellator tenía un plan, en un momento Custos hiso una señal al aire con su gran espada, de inmediato los aldeanos que esperaban cerca de la aldea se dirigieron a toda velocidad a la batalla, los lanceros veían venir a los refuerzos pero sabían que no podrían contenerlos ya que sus lanzas se encontraban incrustadas en cadáveres en el suelo o avían sido destrozadas por la poderosa espada de Custos y los pocos hombres que quedaban armados trataban de defenderse de los ataques del caballero, al llegar a la batalla los aldeanos rodearon a los lanceros formando un circulo sin darles oportunidad de escapar, los aldeanos de a poco dejaban fuera de combate al enemigo, mientras que Custos en el centro de la batalla iba destrozando miembros y atravesando cuerpos con su espada, los guerreros maneater estaban aterrorizados con tal muestra de habilidad y brutalidad, los enemigos se dieron por vencidos y pidieron piedad. Custos acepto la rendición y los aldeanos con un grito festejaron la victoria, pero Custos no festejaba sabia que la batalla apenas comenzaba.
Después de apresar a sus enemigos los Moated se reunieron en el centro de ciudad con El caballero Custos, quien ya interrogaba al líder enemigo. Después de algunas horas revelo la ubicación de su aldea y Custos se dispuso a partir con sus hombres restantes. Los guerreros de Custos atravesaron los bosques del este, los caminos que rodeaban lo alto de las montañas y la gran grieta en la montaña madre. Cuando los guerreros salieron de las montañas llegaron a un paramo escondido y sombrío, la noche ya se hacía sentir y a lo lejos se veían las luces de las fogatas de la aldea. Custos acerco sigilosamente a sus hombres y organizo el ataque, al llegar a la aldea Custos noqueo uno a uno a los guerreros de guardia, entonces las tropas del caballero tomaban sigilosamente cada choza en la aldea, Custos por su parte entro a la casa del jefe tribal, exaltado y furioso el líder maneater empuño una gran lanza y se lanzo contra el caballero, Custos paro el ataque con un corte de su espada y con un golpe de su puño mando al jefe tribal al suelo inutilizando. Custos invito a salir al líder maneater, el jefe tribal avergonzado se puso de pie y salió por su propio pie de la choza para encontrarse con sus hombres en el centro de la aldea, desarmados y con lanzas apuntando a sus cuerpos. El jefe tribal sabía que estaba acabado sus hombres habían sido derrotados y el humillado, de pronto la tierra empezó a temblar a sus pies, eran jinetes que se acercaban a gran velocidad con la intención de atacarlos. Custos ordeno a sus guerreros formarse en una línea con sus lanzas al frente, de pronto el líder de los jinetes ordeno parar bruscamente a sus hombres y una nube de polvo se desato en la oscuridad, un solo hombre a pie salió de la oscuridad para encontrarse con los guerreros. El caballero bellator fue al encuentro con este hombre, tras un breve tiempo, el misterioso hombre explico que era Isac el señor de las tierras del norte y que había estado en una campaña constante para terminar con los asaltos de los guerreros maneater, pero le había sido imposible debido a que desconocían el paradero de su aldea, pero hacia horas uno de sus exploradores vio movilizándose a un grupo de guerreros en las montañas y decidieron seguirlos hasta dar con la aldea, una vez ahí se dieron cuenta de que no eran maneaters y por esa razón paro el ataque.
Sabiendo esto Custos narro la historia de la llegada a la isla al señor Isac y el ataque que sufrieron, Isac quedo sorprendido de que unos cuantos hombres lograran lo que él no había podido, así que ofreció a Custos un trato, Isac se encargaría de castigar a los maneater y Custos recibiría todo el apoyo de Isac para su pueblo, de ahora en adelante serian aliados
Cuando los hombres regresaron a la aldea, el caballero decidió usar el pergamino del conocimiento que se le había otorgado para su protección, para el bien del pueblo que veía crecer, en el venían todo tipo de ciencias que estudiaban los Erraticas, por medio de este conocieron la agricultura, la ganadería, las matemáticas, la economía, la hidráulica, la física, la química, la medicina, la mecánica y el arte de la guerra. Al cabo del paso de los años y grandes campañas estos viajeros no solo fueron conocidos por sus grandes hazañas en batalla, sino también por sus grandes avances tecnológicos y culturales. Construyeron grandes palacios y monumentos, gente de toda esta tierra los visitaba para aprender e instruirse en todo tipo de artes. Así fue como una civilización surgió de las cenizas del pasado, para crear el futuro.
Esta historia continuara…..
 

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Historia de un Reino 9



Todos sabemos que nuestra gran isla, Gerwanion, es un lugar turbulento, y las crónicas de Eaglescall no se han salvado de la vorágine. Las constantes pugnas entre los jarls y los konungr, el auge del Imperium y su caída, los leods beligerantes que surgieron de sus cenizas, las actuales rivalidades entre las Grandes Casas, y los héroes y heroínas que lucharon y murieron por sus imperios...

Pero no todo ha sido sangre, dolor y muerte. La ciudad de Eaglescall, mi ciudad, también ha conocido la paz. Una paz que hasta hoy ha perdurado gracias a nuestra Casa. No obstante, los recientes acontecimientos me han llevado a relatar esta breve historia de Eaglescall con la intención de apelar al buen razocinio de los habitantes de los reinos de la gran region de Valaria. La historia nunca debe ser olvidada.

Gerwanion, nuestro hogar, siempre ha sido un lar de contrastes. Hermoso durante el verano e implacable en invierno. Un vergel floreciente en primavera y un paraje marchito en otoño. E Eaglescall no era muy diferente. Situada en la costa meridional, no era más que una aldea que por aquel entonces nuestros ancestros, los Belenios, llamaban Ornheit. Ya entonces Ornheit destacaba por ser una aldea próspera y honorable. Sus guerreros se contaban entre los más diestros de Valaria, o Lidfolk, como llamaban los belenios a su tierra natal.

Ornheit convivió en paz con sus vecinos hasta el surgimiento de los Ulisios, en las tierras de Umbria, en el frío norte. Los umbrios siempre habían sentido envidia por los pueblos de Lidfolk. Ulisia, después de unir a los konungr de Umbria bajo un solo estandarte, decidió declarar la guerra a sus vecinos sureños y convertirlos en sus vasallos por la espada. Pero no fue hasta dos generaciones más tarde cuando el konungr ulisio Halmar llegó hasta las tierras de Ornheit y sus aliados. La horda de Halmar se enfrentó al ejército sureño en la llanura de Granvir. Los belenios, a pesar de haber luchado con valentía, se vieron superados por el número y salvajismo de los ulisios, que ya habían tomado varias regiones belenias al norte. Varios jarls, reyes belenios, cayeron en la batalla de Granvir, incluyendo el jarl de Ornheit.

Poco a poco, todas las aldeas belenias fueron saqueadas, hasta que sólo quedó la aldea portuaria de Ornheit. Ornheit, al igual que ocurre con Eaglescall hoy en día, disponía de una gran ventaja con respecto a sus vecinos. La ciudad estaba construida sobre una amplia colina. Dominada por el salón del jarl en la cima, la aldea estaba rodeada por una alta empalizada y un foso. Los ulisios teñidos de azul, envalentonados por su temerario líder, se lanzaron contra el muro de madera. Las hachas y hondas de los umbrios poco podían hacer contra las lanzas y jabalinas belenias. Después de la debacle, sonaron los cuernos de las águilas... Halmar y los ulisios fueron aplastados en el contraataque que lo siguió y las ciudades estado de Lidfolk recuperaron su libertad. Después de la invasión se construyó el gran muro de Nordanbalk, constantemente vigilado por los belenios de Ornheit, Lundenwik y Bernelix, para impedir futuras invasiones, aunque no ataques, desde Umbria. La leyenda de Eaglescall había nacido.

Eaglescall, como ha venido demostrando desde sus albores, siempre ha sido una ciudad rebelde, siempre resistiendo al invasor... Los pueblos de Lidfolk sólo habían oído rumores de un gran imperio al sur, cruzando el Mar del Escudo, más allá de las tierras de sus hermanos de Vestus, los Gaélicos. Entonces llegaron las primeras naves caledanas, barcos afilados como cuchillas con velas púrpura, erizados con catapultas, balistas y remos, un ejército de esclavos remando sin descanso, y los comandantes en lo alto brillando con sus armaduras de plata y oro.

La flota del Imperio de Caledas llegó a las playas de Haustag, estrechamente vigilados por los belenios. Una hueste de legionarios y abanderados caledanos formaron una gran línea a lo largo de la playa para recibir a los emisarios de los pueblos libres de Lidfolk. Los jarls se reunieron desarmados, como dictaban sus tradiciones, con el legatus del Imperium y su cohorte de mil soldados. Se cuenta que las negociaciones fueron breves. Ante la ultrajante propuesta del legatus, el jarl de Ornheit dio un paso al frente y profirió un sencillo y tajante "No". No obstante, era una respuesta a la que los imperiales estaban acostumbrados, y habían venido preparados.

Debido a la disparidad de los pueblos "bárbaros", como los llamaban los caledanos, el legatus creyó que podía conquistar Lidfolk ciudad por ciudad con una sola cohorte. Pero el pueblo belenio no era un pueblo cualquiera. Al contrario que muchos pueblos del continente de Vestus, Lidfolk era una federación avanzada de ciudades estado, con moneda propia, leyes propias y una metalurgia de la espada que competía e incluso en algunos aspectos superaba a la del Imperium. Los belenios eran un pueblo avezado a la guerra, que sufría ataques constantes desde Umbria y el mar del Este. Algo que el legatus Titus Capus de la novena cohorte iba a descubrir.

El legatus Capus avanzó hacia la ciudad de Lundenwik, pero de camino su cohorte fue emboscada en el bosque de Brecia, en el Cuello de Figr. Los escaramuceros belenios hicieron llover lanzas y rocas sobre la legión desde lo alto. El legatus no esperaba tácticas avanzadas de un pueblo bárbaro. La táctica habría sido muy efectiva contra otros belenios o contra los umbrios, pero las legiones estaban preparadas para situaciones como aquella. Los soldados formaron en testudo y siguieron avanzando por el Cuello sin sufrir bajas considerables. Una vez alcanzado el borde, los escaramuceros y los legionarios se enfrentaron cara a cara. La infanteria ligera belenia, a pesar de sus espadas largas, poco podía hacer contra la armadura pesada caledana.

Una vez alcanzada Lundenwik, los ingenieros de la cohorte comenzaron con la construcción de sus armas de asedio usando la madera local, mientras los arqueros mantenían alejados a los jarls que trataban de atacar a los caledanos por la retaguardia. Los belenios no estaban acostumbrados a combatir armas tan avanzadas como aquellas. La empalizada de Lundenwik y sus defensores sucumbieron ante la artillería imperial. La legion marchó sobre Lundenwik en el 127 Ante Lapsvm Imperii y la ciudad fue renombrada como Landen. El Imperium había establecido su cabeza de playa en Gerwanion.

No pasaron ni cien años hasta que Lidfolk, las tierras de debajo de Nordanbalk, cayeron ante las legiones de Caledas. La ciudad de Ornheit se rindió pacíficamente ante los imperiales en el 78 ALI después de un asedio de dos años. El jarl y héroe belenio Dalmarix se rindió en persona ante el consul imperial, soltando sus armas a sus pies. El consul sentía un profundo respeto por el pueblo belenio, y prometió a Dalmarix que ni su aldea ni su tierra iban a ser saqueadas ni maltratadas bajo la legislación caledana. El Imperium tomó posesión de la aldea y ésta fue renombrada como Aquilorum, en honor a su fiero pueblo amante de las águilas. Lidfolk finalmente había sido anexionada, llamándose a la nueva provincia Valaria.

Al contrario que muchos pueblos sureños, a los belenios se les permitió conservar su lengua y sus costumbres siempre que acatasen la ley imperial y enseñasen la lengua oficial caledana, el latinium, a sus vástagos. En los cuatrocientos años de dominio imperial, los valarianos disfrutaron de grandes avances en ingeniería urbana y agrícola. La riqueza de Valaria procedía sobre todo de la minería del metal, como el hierro o el oro, que se usaba por todo el imperio para la artesanía y la acuñación de monedas. Los valarianos siguieron manteniendo guardia en el ahora llamado muro de Nordan, protegiendo a Valaria de las huestes umbrias.

Con el saqueo de Caledas en 58 ALI, llegó la represión caledana. Valaria estaba siendo duramente sometida por las tropas imperiales, que necesitaban urgentemente dinero y suministros para luchar contra las hordas Alamenas en Gaelicia. Veluca, una mujer belenia que fue violada y su familia asesinada por los soldados imperiales, tomó las armas y alzó un ejército de liberación en Aquilorum. Veluca murió en la Batalla de las Flores, la batalla final, en la primavera del 22 ALI. Valaria había logrado su independencia, pero sin el liderazgo de Veluca, la victoria cayó en saco roto y llegó la Edad Oscura.

Poco sabemos de esa edad, ya que poca documentación histórica o ninguna se escribió en ese periodo. Pero sabemos que retrocedimos a nuestras antiguas leyes y costumbres, nos dividimos de nuevo en leods y nos enfrentamos unos con otros por el dominio de Valaria. Las naciones se alzaron y cayeron hasta que, mil años después, solo quedamos Eaglescall, Xamarquia, Vilanova y Bernalia, cuyas casas nobles mantienen actualmente un tenso status quo.

Nuestra querida ciudad siempre ha procurado apartarse de los problemas, pero al final los problemas siempre acabaron por llegar hasta nosotros, y como reza el dicho, los problemas nunca llegan solos. Sí, hoy vivimos en paz, una paz que bien podría caer echa pedazos como el cristal a causa de la urdimbre de tramas y maquinaciones entre las casas nobles, que pronto podría decaer en una conflagración a tres bandas. Y al igual que con un vaso de cristal lanzado contra la dura roca, los afilados añicos amenazan con cortar a los inocentes que tengan la mala suerte de estar cerca cuando éstos empiecen a llover.
 
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Historia de un Reino 10





El invierno estaba siendo crudo y muy frío. Dentro de los muros del castillo, el frío se había aposentado, siendo expulsado solo de las salas donde ardía una gran hoguera. La mujer, ataviada con una ligera armadura de cuero tachonado, caminaba enérgicamente a través de los pasillos. Su destino, el Salón de Audiencias del Rey. Una vez llegó allí, la joven observó el gran salón. Construido en piedra, al igual que el resto del castillo, tenía una gran mesa central donde se celebraban las reuniones del rey, así como sus banquetes más importantes. Un trono se veía sobre un estrado, situado junto a la mesa. En cada una de las paredes, había una gran chimenea, en las que, en aquel momento, ardían sendos fuegos que calentaban el ambiente. Junto a uno de esos fuegos se sentaba un anciano, arrebujado en un mantón de armiño. La joven se dirigió hacia él. El anciano, de largo y liso pelo blanco, la miró con ojos somnolientos cuando ella se colocó de pie ante él.
- Buenos días, padre,- dijo la joven.
- Siéntate, hija mía.
La joven acercó un sillón de madera a la chimenea y se sentó junto a su padre. En los ojos del anciano, la joven podía ver los estragos que la enfermedad le estaba causando a su padre. Los médicos de la corte habían sido claros. Al rey le quedaban pocos días de vida.
- Dentro de poco, todas mis tierras serán tuyas, Carla,- dijo el rey con voz rota.
- No digas eso, padre.
A la joven se le rompía el corazón cada vez que su padre sacaba el tema de la sucesión. Ella era su hija, su única hija.
- No me interrumpas,- dijo el anciano rey. Pronto tú serás la reina de Torkiston. Y debes saber como fue fundada.
La joven se acomodó en el sillón, esperando con ganas la historia de su padre.
- Cuando era joven, como tú, era un vagabundo, un aventurero. Recorría los caminos en busca de aventuras y de un hogar. Un día, llegué a una hermosa tierra. Era muy fértil. Junto a aquel pedazo de tierra había un gran lago, repleto de agua dulce y de peces. Me quedé allí, sentado, durante varios días, viviendo de los frutos de los árboles, de la caza y de la pesca. Entonces, tuve un sueño. Vi un campamento levantarse en aquella tierra. Hombres y mujeres de todas partes venían a vivir allí. Construían sus hogares, trabajaban la tierra. Poco a poco, el campamento se convirtió en una ciudad. Se levantaron monumentos, edificios más altos, más elegantes, más bellos. La ciudad creció. Sus habitantes prosperaron. En el centro de la ciudad, donde había un gran claro sin que nada se hubiera construido hasta ese momento, los habitantes erigieron un gran castillo de piedra, dedicado a su querido Señor. Se lo ofrecieron, para que su Señor viviera allí con su familia, para que él les protegiera de los bandidos y de sus enemigos. El Señor, nombrado rey, se instaló en aquel castillo. Entonces, vi una horda de enemigos avanzar hacia la gran ciudad. Enemigos sedientos de sangre y de oro. El rey de la ciudad, armó a sus hombres. Cada ciudadano quiso luchar por su Señor. Cada ciudadano quiso morir por su Señor, por su tierra y por su familia. Entonces, hubo guerra. Las huestes enemigas atacaron y asediaron la ciudad, pero sus habitantes, dirigidos por su valeroso rey, jamás se rindieron. Hicieron frente a todos y cada uno de los ataques de sus bárbaros enemigos. Todos fueron unos valientes. En aquella guerra murieron muchos ciudadanos libres, pero al final, tras un arduo combate entre el rey y el líder de los bárbaros, la ciudad ganó la guerra. El rey acabó con el caudillo bárbaro, dispersando a sus huestes. Cuando la guerra terminó, la ciudad dio una gran fiesta. Los ciudadanos tenían dos grandes motivos por los que celebrar. El primero, habían vencido en la batalla. El segundo, más alegre e importante para ellos, la reina acababa de dar a luz a su hija, la heredera del trono. Una niña que crecería amada por todo su pueblo.
Tras estas últimas palabras, el anciano rey se quedó dormido junto al fuego. Las lágrimas de Carla caían de sus azules ojos, deslizándose por sus suaves mejillas. La joven lloraba en silencio, para no despertar a su agotado padre. La princesa se levantó, sigilosamente, y salió del Salón de Audiencias. Aunque hacía mucho frío fuera del castillo, y el viento cortaba la piel como un cuchillo, la joven necesitaba aire fresco.
Al día siguiente, el día amaneció negro, tormentoso. Carla estaba asomada a una de las ventanas de sus aposentos. Lloraba sin cesar. Lágrimas amargas de tristeza. El rey había muerto durante la noche.
- Hasta el cielo llora tu pérdida, querido padre,- dijo la joven entre sollozos.
Pero lo que más acongojaba a la joven y futura reina, fue que el día anterior, durante las últimas horas de su vida, su padre no le había contado un sueño, sino la realidad. La joven comprendió que el aventurero que más tarde fue nombrado rey, había sido su padre. Que la ciudad que él había nombrado en su sueño, era su bella Torkiston. Y que la hija del rey, heredera de su trono y amada por todo su pueblo, era ella.
La joven se volvió hacia la puerta de sus aposentos. La guardia la esperaba. El funeral de su padre le esperaba.
- Tu último viaje, padre...
 
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Historia de un Reino 11


Dalmasca,el reino sublime,tiene una larga historia,desde que era tan solo un pedazo de tierra hasta lo que es hoy,y yo les contare su historia.Un dia,un ser humano,luego de correr de la guerra entre 2 reinos,llega a una región hermosa,con tierra fértil,arroyos de agua cristalina,y muchos arboles frutales.Decidio que se quedaría allí,vivio cómodamente hasta que se canso de su soledad,empezó a construir grandes casas con varias pieles de animales,creo caminos,planto arboles,transformo su casa y la llamo “Ayuntamiento”.Las personas que escapaban de la guerra llegaban allí,y vivian en paz.El pueblo crecia y las necesidades eran mayores,que mejor forma de resolver este problema que la tecnología?.Empezaron grandes investigaciones,mejoraron sus casas rápidamente,avanzaron por edades,hasta que llegaron hasta la edad de hierro.La guerra la gano Insadia,la ciudad de la que venían los habitantes de Dalmasca.Insadia trato de conquistar Dalmasca,pero el rey creo armas y hombres que pudieran defender su reino,entre ellos se destacaba un guerreo,Dainro,era muy veloz,empuñaba lanzas y escudos con fuerza imponente,y llego a dirigir las defensas.Dainro no era mas que sino el rey luchando en las batallas,la guerra duro muchas edades,hasta que termino en la Alta edad media.Dalmasca salio victoriosa,pero Insadia le guardo rencor,recluto un ejercito en secreto,y espero hasta la oportunidad de atacar.Los reinos llegaron hasta la Plena edad media,Dainro ya tenia una familia,y un hijo varon,de 14 años de edad,que aprendia a liderar el reino cuando su padre ya no este para ayudarlo.Dalmasca prosperaba,hasta que la guerra los alcanzo de nuevo,Insadia los había invadido y el rey no tenia mas opción,reto al rey de insadia a duelo.Los ojos de su contrincante el dia de la batalla,parecían bolas de fuego encendidas,Dainro conprendio que este ser solo deseaba destrucción.El duelo comenzó y termino luego de 2 desesperantes horas,y el rey de Insadia cayo muerto,y Dainro salio con heridas graves.Insadia perdió su líder y,por lo tanto,se rindió.Tewen,el hijo de Dainro,busco todas las posibilades para curarlo,pero no encontró nada.Dainro,en su lecho de muerte,le dijo a su hijo que ya estaba listo para ser su sucesor,y en ese momento,murió.Tewen lidero el reino como su padre lo hubiera querido,y avanzo hasta la Baja edad media.Tuvo un hijo pero este no quería liderar el reino,sino que le interesaba explorar otros lugares.Su padre le dijo a su mano derecha,Sir Garaf,que tratara de cambiarlo,pero todos sus intentos fueron en vano.Su hijo se fue a explorar las regiones del otro lado del océano,y Sir Garaf fue en su búsqueda pero su hijo le dijo que estaría a salvo,que volviera a Dalmasca.Tewen le dijo a Garaf que el seria su sucesor,y Tewen,ya con 79 años de edad,murió.Y Garaf,tenia en ese entonces,38 años de edad.Tenia 2 hijos,Lig y Dar,estos dos eran muy rivalizados entre si.Un dia,tenían que decidir quien iva a ser el sucesor de su padre,y Dar sabia que su maldad no le dejaría ser el rey,asi que tomo una espada y lucho contra Lig,y Lig fue vencido,porque no quiso luchar contra su hermano.Lig escapo a otra región,y vivio allí,hasta que un dia,el hijo de Tewen lo encontró,Lig le conto lo sucedido y EL hijo de Tewen tomo su espada y se dirigio a Dalmasca acompañado de Lig.En ese entonces,Dar creo la dictadura y gobernó Dalmasca de forma cruel.El hijo de Tewen llego y entro al castillo,todos lo reconocieron y le dejaron pasar,derroto a Dar y proclamo rey Lig,y se retiro del reino para reanudar sus aventuras.Lig restauro el reino y estaban de nuevo en paz.Un dia,llego una fuerte tempestad,y con el,un tornado,que arraso con Dalmasca,destruyéndola.Lig logro huir del reino y llevo consigo a los sobrevivientes.Vieron la destrucción de su hogar,y se dirigieron sin rumbo por todos los mundos,que eran continentes,muchos no sobrevivieron,hasta que llegaron a un lugar igual a Dalmasca,y la llamaron Hope of Dalmasca.Hicieron cabañas,y caminos,y empezaron a investigar todo a su alrededor,y descubrieron una piedr4a muy rara,y de ella crearon metales como el bronze,lograron mejorar sus casas ycrearon edificios para obtener recursos,como el viñedo,aserradero,mampostero,ETC.Siguieron investigando y consiguieron crear un material nuevo,el ladrillo y las tejas.con eso crearon casas mejores,caminos mas comodos,obtuvieron mas fuerza militar,y de nuevo el reino se dirigía a lo que era antes.Pero Lig ya estaba muy viejo,y buscaba un sucesor,pero no encontró a nadie digno,pero un dia,tuvo que elegir,eligio a Rad,y Lig desaparecio.Rad uso las fuerzas militares para conquistar todo a su paso.mucha gente moria y a el no le importaba,hasta que un dia,el mando a su mejor caballero,Sigro,que valla a conquistar la siguiente región,y vio que le quito su hogar a gente inocente,cuando llego al reino,le dijo al rey que porque hacia esto,y el contesto que como se atrevia a dudar de el y lo despojo de su rango,Sigro escapo muy lejos,no se sabe a donde fue,pero al volver,se entero de que el rey murió.Lo mato un monstruo poderosísimo,Blente.El reino estaba sin rey,por lo tanto,Sigro fue a buscar a alguien capaz de reinar Hope of Dalmasca,y un dia,se topo con Blente,Y le dijo que el había manipulado primero al rey,y el quiso desobedecer,y lo asesino.Sigro combatio con Blente,pero este era manejado por su odio hacia todo,y quería destruir todos los mundos,y Sigro fue derrotado,Blente,lleno de Colera,quiso destruir Dalmasca,pero SIgro tomo una espada y llego El Nieto de Tewen,quien volvió a su reino para dirigirlo,pero lo que vio fue que Sigro se sacrifico para acabar con Blente,y sus ultimas palabras fueron,Larga vida….a..Dalmasca,y el Nieto de Tewen,Net,enterro a Sigro y dalmasca estaba de nuevo en paz,y hasta hoy todavía están tratando de reconstruir dalmasca tal como era antes de esa tormenta que raramente destruyo todo,y entonces entendieron que fue Blente,el odio materializado por el hijo del rey de Insadia,y ahora este quiso atacar de nuevo Dalmasca,pero no pudo,porque sus soldados estaban atemorizados de enfrentarse a Dalmasca,el reino sublime,que hasta soporto el sentimiento mas destructivo,el odio.


 
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Historia de un Reino 12




El pueblo de Rasvel, empezó muy pequeño, únicamente tenia unos tristes cominos, sin rumbo, sin destino, y un pequeño ayuntamiento, (digo pequeño para darle mas aspecto de pobreza, aunque todavía es el edificio más grande de el poblado y con diferencia). Pero, un día llego un soberano que haría conocer su nombre a todos los reinos vecinos, legendario2000. El hizo cabañas, palacitos, junto monumentos haciendo feliz a todo el mundo, también hizo tiendas de caza, y una base para lanceros, modifico las calzadas, hizo calles, glorietas, manzanas. Hasta que un día, entreno a los lanceros, y fue a la batalla, quito a todos los soldados de defensa, y los puso al frente. Hizo que todos avanzaran en grupo, el enemigo contaba con dos lanceros en defensa, la típica formación, para legendario2000, eso era una tontería. Su táctica era sencilla, ponía a todos sus soldados en defensa, y cuando atacaba, los llevaba todos a la batalla. Ante la lucha, no había muchas dudas, era una victoria casi segura, aunque salieron victoriosos de la batalla, perdieron a un lancero, aunque, ese asalto fue un error, murió un soldado, y no ganaron nada, era un poblado pésimo, contaba con 3 cabañas y un ayuntamiento con el mismo tamaño de las casas, nada que saquear, ningún beneficio.
Cuando llegaron, crearon una base de arqueros, para defenderse de sus enemigos a distancia.
Pasaron los días, sin mucho progreso, conseguían monedas, puntos, descubrían cosas como la rueda. Pero uno de esos días marcó la diferencia, en la costa, a un Kilómetro de distancia del pueblo, surgió del mar un barco de piratas, iban armados hasta los dientes (literalmente, uno llevaba un cuchillo cogido con los dientes) legendario2000 llevó a los lanceros a la costa para atacarles cuando desembarcaran. No lo hicieron con las esperanza de vencerles, sino de asustarles intentando hacerles pensar que había muchos más en el poblado, si no picaban, estaban perdidos. ¿Tres contra todo un barco pirata? No tenían ni la mitad de posibilidad que tenían los enemigos de su primera batalla. Pero, la suerte les acompaño esta vez, los piratas estaban girando el barco para dar media vuelta, o eso creían, hasta que se dieron cuenta que estaban poniendo el barco en posición para disparar con los cañones de un lado, lo cual eran más numerosos. Cuantos mas cañones, más destrucción, cuanto más destrucción, peor se ponían las cosas. Empezaban a cargar los cañones, pero una voz se alzó, era la de legendario2000:
-¡¿A que habéis venido?!
Un cañonazo salió de la bodega, pero los demás, no lo siguieron, por suerte no se veían destrozos en el pueblo. Otra voz distinta salió del barco, por desgracia, no dijo la frase que podrían estar deseando oír:
-¡¡¡Reventadlos a cañonazos!!!
Más disparos como el de antes aturdieron los oídos de todo el mundo. Los soldados corrieron hacia el pueblo pero cuando llegaron a el, se dieron cuenta de que no estaba nada destrozado, ni en el pueblo, ni en el campo que a los alrededores. ¿Disparaban los cañones sin proyectil? No podía ser, no tendría sentido, pero no se rompía nada. Al pasar unos treinta segundos desde que se daban cuenta, los soldados volvieron a la costa, aunque los disparos de los cañones seguían sonando. Pero, mientras los soldados iban a la costa, el ordenó a un arquero que impregnara de aceite la punta de una flecha, la prendiera, y la enviara directa al barco, lo hizo, y cuando los lanceros llegaron a la playa, el arquero disparo la flecha con la punta en llamas, pero lo mejor fue que dio en el mejor sitio que podía, en un barril de pólvora. El barco empezó a explotar, hasta que en cinco segundos, el barco desapareció. Restos de ceniza y madera quemada cayeron del cielo, y al momento se resolvió la duda de por que no disparaban con proyectiles, no se vio ninguno cuando el barco explotó, lo cual daba a entender, que no les quedaban, y lo que intentaban era asustarles para robarles todo, monedas de oro, armas… todo lo que les pudiera servir para ellos o para venderlo.
El poblado se había salvado de casualidad. Lo cual hiciera que legendario2000 no estuviera satisfecho, tenían que mejorar su defensa. No podía volver a pasar. ¿Y si les volvía a ocurrir, pero esta vez la suerte no estaba de su lado? Para evitar estar indefensos ante posibles piratas cogieron los cañones del barco. Como la suerte estaba de nuestro lado esa vez, los cañones estaban completamente hechos de acero inoxidable, aunque eso no era muy bueno para sacarlos del agua, pero si para que no se oxidaran. Los volvieron a engrasar, y consiguieron pólvora. Para ataques de agua ya estaban protegidos, y para tierra también, ya que los cañones hacían maravillas en todas partes.
Parecía que ya estaban protegidos ante cualquier amenaza gracias a nuestros amigos los piratas, pero… ¿Quién afirmaba que no había otra manera de atacar por la que no estuvieran completamente protegidos?
 

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Historia de un Reino 13




Mi reino Victorius, se encuentra situado en el mundo de Dinegu.
Es un pueblo humilde y lleno de grandes personas, pero desgraciadamente carece de fondos económicos, por lo que, aunque su creación fue hace ya unos cuantos siglos, no ha logrado prosperar correctamente en lo que se refiere a edificios y cultura.
Sus creadores Comenus y Demesia eran gente culta y emprendedora (si no, no se hubiera construido el reino).
Comenus, formaba parte de un gremio de manitas procedente de Cigard, y en una de sus misiones, encontró un maravilloso páramo, situado entre un pequeño lago, multitud de formaciones rocosas y la esplendida costa del mar. Se sentó un momento a pensar, y salió al galope hacia el objetivo de su misión.
Una vez cumplida, corrió a la ferretería más cercana, aun con su proyecto en mente, se dispuso a comprar de todo: madera, clavos, un kit de herramientas, metal, mármol,…
Cuando el hombre salió, la dueña de la ferretería, intrigada de por qué necesitaba todas esas cosas, avisó a su hermana pequeña de que se iba un rato. Cogió su caballo y se dispuso a seguir al viajero.
De repente Comenus se paró, desmontó y cogió los materiales. La dueña de la ferretería se escondió junto su caballo tras una roca, y se quedó observando al hombre un buen rato. Después, ya cansada de espiar, se acercó al hombre a preguntarle que hacía. Este sobresaltado, la respondió que se trataba de una cabaña.
Justo en ese momento, se conocieron nuestros fundadores, cuando apareció otra jinete. La jinete tras superar la sorpresa de hubiese alguien más en su lugar de relax, se acercó a ellos con una mirada de pocos amigos.
Nada más girarse Comenus, su rabia se disipó. Fue un amor a primera vista: se vieron y al instante se besaron (o eso dicen).
Juntos acordaron montar un pueblecito, en el que solo vivirían sus conocidos.
Poco a poco, crearon sus casas, después ofrecieron a sus amigos y familiares mudarse allí. A medida que la gente iba yendo, construyeron más y más casas. Después vinieron algunos comercios. Comenus no se preocupaba de su anterior empleo, pues se había enterado de que le habían dado por desaparecido.
Tras unos cincuenta años, Demesia murió. Camenus, no lo superó y falleció también.
La dueña de la ferretería, que también tenía sus añitos, decidió coger las riendas de Victorius, una acción que lamentarían todos los ciudadanos de esta hermosa “ciudad”.
Tras unos meses de su gobierno la herrera decidió volver a su anterior vida, el por qué, todo un misterio; pero supongo que estaría harta de tantas responsabilidades.
Total, que al final “el reino quedo sin rey”.
Hubo innumerables disputas por el mando: que si peleas, que si insultos, incluso mentiras descaradas (tipo: soy su hijo). Pero al final, quién ganó el trono fue nada más y nada menos… que nadie.
Pasaron generaciones sin una persona que pusiera orden en el reino, como consecuencia de ello se destruyeron innumerables edificios, pero por suerte, no hubo prácticamente ninguna baja por asesinato.
Finalmente, no hubo más remedio que recurrir a la votación, cuando ya, varios siglos después, empezaron a estallar guerras entre distintos reinos por la ambición de poseer grandes extensiones de tierras.
Trometos, de la familia Lalio, adquirió el mando del reino de Victorius por votación popular. Gobernó con destreza para evitar las guerras, pero siempre se tenía listo un pequeño ejército por si ocurría algún conflicto.
Durante su reinado se intentaron reconstruir todas las casas y comercios que habían resultado dañados, pero sin el apoyo de la ferretería de la anterior gobernadora, resultaba muy difícil conseguir todos los materiales necesarios para la reparación.
Trometos murió, y lo sucedió su hijo. Cuando este murió, le sucedió el suyo. Y así se convirtió en un gobierno hereditario.
Unas siete generaciones después de la muerte de Trometos, el mando recayó en manos de Harrin Lalio. Este causó la mayor catástrofe de toda la historia del reino, pues no se preocupaba en absoluto de los ciudadanos, ni de fortalecer las fuerzas del escuadrón.
Así que, como era de suponer los enemigos aprovecharon esto, para saquear la ciudad. Se llevaron de todo: comida, materiales y a personas para tratarlas como esclavos. Dejaron la ciudad en ruinas, solo unas pocas personas sobrevivieron, entre ellas Harrin Lalio.
Esa misma noche se aseguró de tener un descendiente para heredar el trono. Posteriormente, se dirigió tras una gran roca, sacó su cuchillo y se cortó las venas.
Al día siguiente, un artesano se lo encontró muerto junto a una nota:

Siento haber sido un rey pésimo.
Respecto al futuro poseedor del trono,
hablar con Donia.

Así pues, éste salio corriendo hasta lo que quedaba del poblado. Fue directamente ha hablar con Donia. Se encontraba en su cabaña, sentada en la cama. El herrero entró llamándola, antes de pudiera decir nada, ella dijo: lo sé. El herrero se quedó cayado observándola. Ella ya había visto el cuerpo.
Pasaron casi nueve meses cuando el futuro emperador nació. Lo llamaron: Hislleza Lalio.
Pasaron catorce años, hasta que Donia murió y le tocó a Hislleza tomar el mando del reino.
Apenas dio tiempo a restaurar edificios y casas, durante el reinado provisional de Donia. Así que a este nuevo rey, prácticamente, le tocó empezar un reino desde cero. Se esforzó mucho por conseguir materiales, para reconstruir; y gente, para defender este, por el momento, pequeño reino.
En la actualidad, tras haber descubierto nuevos avances, la cuidad ha conseguido seguir con sus vidas. Pero aunque de momento, se vea pequeño, este maravilloso reino se va expandiendo poco a poco, hasta que algún día, llegue ha conquistar el mundo entero.
 

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Historia de un Reino 14


Cuenta la leyenda que hubo una noche hace algunas eras, un sueño irrumpía en el descanso de una simple dama. Un reino tan grandioso que su extensión se perdiera por el horizonte. Su origen se encontraba entre sus manos. Entre las sombras y penumbras de las cavernas ese vago pensamiento no cesaba y decidió disponerse a darle forma a su ilusión.
Era hora de reunir a la tribu y organizarse. Surgía así una tímida Ciudad de Atenea, nuestra ciudad, nuestro pequeño reino. Se crearían tiendas de caza para abastecer de alimentos a la población y trofeos a los mejores cazadores. Pasaron varias lunas y las cabañas se fueron transformando en resistentes palafitos. La abundancia de alimentos hizo perfeccionar los sistemas de almacenamiento. Ánforas, jarros y boles inundaron nuestras alfarerías y fueron ampliamente conocidas en la vecindad.

Pero la fama funciona como un arma de doble filo. Las envidias sembradas en otros reinos provocaban continuos ataques y saqueos a nuestra ciudad. La venganza se estaba forjando. Lanceros y honderos blandían la bandera de nuestro reino en su lucha. Distintos fueron los enemigos combatidos y provincias conquistadas. Primero fue Dunarsund, trayendo como trofeo un gran depósito de piedra que sería posteriormente la clave de nuestro comercio. Con la conquista de Fel Dranghyr se consiguió ampliar el reino para aproximarnos a las montañas.

Gracias al invento de la rueda, el trasiego de habitantes era continuo al igual que el transporte de nuestras tropas. Con el aumento de habitantes, surgieron los primeros chalés y se edificó un gran círculo de piedra para invocar a los dioses los deseos del reino: lluvia para los cultivos, abundancia de ganado, éxito de nuestro ejercito... Parecía que los dioses nos escuchaban, los cultivos florecían con plenitud, viñedos y flores para teñir nuestras prendas y nuestra cantera producía un sin fin de piedra para comerciar.

Al mismo tiempo, las tropas reclutaban a nuevos guerreros que soportaran tanta competición entre reinos. Es el tiempo de las herrerías para forjar impecables e irrompibles armaduras de nuestro ejército y la caballería. La batalla contra la región de Tyr fue sonada en el reino ya que, tras la victoria, Ciudad Atenea entraba en los torneos cara a cara para demostrar la fortaleza de su ejército. Siempre hemos estado en los puestos reservados a los mayores luchadores, con mayor número de batallas emprendidas, ganadas y sólo algunas perdidas. Lunas después nos armamos de valor y nos dirigimos a la región de Hymir. Tras la llegada, descubrimos cinco grandes provincias con sus respectivos ejércitos armados. Pero la recompensa era golosa; cantidades incontables de mármol en sus alrededores. Nuestro afán de poder crecía y atravesamos la ladera de la montaña hasta llegar a Badakus. Contaban los juglares que en esa región luchaban los mejores y allí estaba el ejército de Atenea, luchando hasta el final.

Se levantan estatuas y monumentos a nuestros caídos y en la escuela se aprende la historia de nuestros ancestros hasta llegar a nuestra era y al conocimiento del rango de nuestro reino. En la taberna el ejército relata duras batallas mientras el pueblo escucha atento.

Una vez convertidos en un reino poderoso, es hora de unirse a otros reinos a través de un gremio que se levante sobre los pilares del honor, el apoyo y la lealtad. La unión de fuerzas nos devolverá el ímpetu contra enemigos y la potenciación del mercado.

Soldados, balistas y arqueros, nada es suficiente para frenar el ataque contra nuestros cultivos y ganados que con tanto mimo hemos cuidado. Pero nadie contaba con la magnitud de nuestro reino y la valentía de sus ciudadanos. Un arco del triunfo se levanta majestuoso a la entrada de la ciudad. Esto le recordará a las doscientas mil ciudades enemigas que este reino lucha para defender su honor con coraje y firmeza.

La edad de hierro fue clave para nuestro reino. Un vuelco se torna sobre la ciudad: mejora de las comunicaciones, balística, instrumentos de labranza... El reino se expande rápidamente. La conquista de Paruuch fue ardua, la lucha cuerpo a cuerpo hacía mella en las tropas que ansiaban el regreso a su añorada Ciudad Atenea. Nos apropiamos de grandes fuentes de hierro que mejorarían la producción de cascos, espadas y armaduras. Un último esfuerzo se pidió a las tropas, luchar para la conquista de Nagach oriental. Sus tropas de defensa eran superiores a las nuestras. Poseían numerosos soldados, arqueros a caballo, legionarios y balistas. Su superioridad en número y calidad trajo algunas derrotas devastadoras. No obstante, una batalla ganada no hace la guerra y finalmente el valor de nuestro ejército arrolló a las tropas enemigas. ¡Qué trofeo más preciado el ébano! Muchas ciudades los buscan desesperadamente y en ello residirá gran parte de nuestro futuro auge.

Así llegamos a la era de nuestros tiempos, la Alta Edad Media. Época de crecimiento, de forja de oro, cobre y producción de dulces manjares. La popularidad del reino va en aumento y tendremos que estar previstos de cobijo y enseres para los visitantes que se encuentran en camino para deleitarse con este admirable y único Reino de Atenea.
 

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Historia de un Reino 15


Aquí estamos, naciendo con un Reino creado para levantar el nombre de Inanna, Sacerdotisa de los Cielos. Nacidos a la vez que su Reino predestinado a ser Semi-Dioses siendo sus siervos, luchando contra los desobedientes y hostiles en un jardín creado para ella y derrocando los Reyes que le entristecen el corazón, alegrando con Sexo y Violencia defensiva, criminales ante el criminal, guardando su verdad desvelada en el fuego junto a los cánticos elevándolo a la luna, iluminados con su verdad siendo conscientes por la historia y entre los tiempos futuros de leyendas antiguas por nosotros vividas, con nuestro poder en su mano, guiándonos con su estrella destinándola a engrandecerla y representarla con la ciudad de Uruk, donde los hostiles son recriminados ante sus fieles sea cual sea su estatus social llevando su política Teocracia de enriquecer al pueblo y a sus habitantes de cualquier forma y muriendo en batallas en su honor y causa siguiendo su voluntad, política y defensiva, imponiéndonos por espada y poder económico llevando la Justicia de Dios: La Sacerdotisa de los Cielos, nuestra Princesa del Universo Inanna, en contra de los demás dioses contrarios; humanos de Inanna, sus Ur (perros, Protectores) pero venciendo los con su favor, contra Dioses Terribles pero débiles ante ella, sucumbiendo la Tierra, Cielo, Mar y Aire a su voluntad al igual que los Leones se doblegan. Guerras por su renombre, evolución por su amantamiento, por ello Ur pertenece a sociedad teocratica y cuna de las civilizaciones de las que partieron las demás tomando ejemplo y desollendo consejos ante los que les auguraban un buen futuro y camino dándose cuenta el mal de su "desobediencia" y superioridad civilizada en un momento tardío, paso a paso pero sin pausa se ha desarrollado sin fallos y sacando el máximo provecho para su jardín siendo buenos jardineros con beneficio social y despreciándonos, perseguidos ante las civilizaciones opresoras y desagradecidas con falsos dioses a los que se les atribullen un falso poder el cual Inanna supera haciéndolos insignificantes a ellos y los mortales, pues la sangre del enemigo nos libra de su malignidad, de su falsos dioses intentado asemejar, cosa imposible para un jardín, a su dueña. Juntandonos a su lado gente como yo y uniéndose futuramente mas en su culto, privado y publico, iluminados y descendiendo a los Infiernos a su beneficio sin ningún temor estando allí a su favor.
Digna, sierva, prospera, justa y combativa, llevando, como comento, su historia en vena siendo testigos de ello ante cuenta cuentos, y creando la historia nosotros mismos, enfrentados pero victoriosos a numerosas manipulaciones que han desviado el conocimiento y el desarrollo, siendo testigos también del fracaso de muchas civilizaciones al optar por unas malas elecciones con catástrofe y doblegados ante los demás, siendo diferente a nuestra ciudad, creada principalmente fuerte en defensa, prospera, fértil, consciente espiritualmente, lo que la hace invencible ante todo el entorno, hostil y adaptándonos a las circunstancias, tanto socialmente como auto-suficiente, llegando al final atraves de los tiempos siendo sus hijos los Reyes al ser sus Siervos ocultos acosando al enemigo. Noble ambición de la Diosa Matter, la cual es protegida condenando cualquier acto contrario a sus ideales, siendo nuestra voluntad renunciar a otro Dios y Madre, sacrificándonos o sacrificando falsos placeres y tentaciones, saliendo beneficiados al final en todas las "tentaciones" contrarias, premiados por obedientes, siendo capaces de no tener respeto ante la justicia, la inocencia o las buenas intenciones siendo en su causa al ser consciente de la falsedad de esos valores si son en su causa y no acusándolos de crimen, si no afirmándolos, siendo los únicos capaces de diferenciar sus actos, sus valores o el embuste de falsos conocedores o predicadores condenándoles a ellos sin remordimientos y sin que se puedan ocultar. Una ciudad grande y llevándola majestuosamente por su favor y amor queriendo representar su poder llegando al final para cumplir el destino ante otras falsas naciones sin doblegarse al ser consciente de los pasos a seguir para llegar al mejor puerto y que se recuerde su nombre como cual fue: Dios Autentico innegable por los conocedores y oculto para su revelación, viéndose cumplido el destino y final , su voluntad que hizo grandiosos a sus Dioses y hijos callendo el enemigo ignorante y falso de Dios Autentico juzgándonos sin diferencias, quedando en el camino histórico, necios, impacientes, enemigos, incautos, incapaces, salvajes, bárbaros, avaros, desobedientes, hostiles, ignorantes, criminales, corruptos, represores, discriminadores, nacionalistas, gentes de poder, envidiosos, Caines, timadores, falsos, ambiciosos y ladrones que se desviaron gracias a sus convicciones erróneas siendo ellos los únicos culpables de sus desgracias, ellos y su provecho injusto y desequilibrado que les imposibilito sobrevivir en este ecosistema y sistema equilibrado y lleno de trampas para ellos, no merecedores ni ganadores de su propio bien, siendo cada uno destinado de antemano y indiscriminadamente por selección inteligente pues todo creose para los justos siendo perdición para molestos ruidosos sin consciencia y sin voluntad presentándose a todos su destino final y futuro mas allá de la vida terrenal y tal vez espiritual, equilibrando justicia, voluntad, fuerza, inteligencia, amor propio y mejor amor para la Diosa donde los malos amantes reciben su propio "amor".

Renaciendo y Muriendo, conscientes del mal encerrado tras sellos y trompetas, llevamos su voluntad ante los demás aun su inconsciencia y su falsa percepción de la realidad, Civilización que creo Civilizaciones guiándonos en este mapa histórico y de consciencia con su Estrella sin dejarnos desviar socialmente y personalmente de ella. Rodados de sus escorpiones llegando al final reclamando lo que es suyo y de sus Dioses y Hijos: La Tierra, su Jardín al que el Jardinero cree suya, maltrata sin ser conscientes de su propia debilidad, falta de mando y capacidad para gobernar, siendo en realidad jardineros que llegaran a un punto nefasto, punto en que se prescindirá de ellos por selección natural y propia desgracia derrumbándose los pilares maestros, lógicos y fundamentales que mantiene en pie esta civilización, desmoronándose la civilización y su mal sistema, inepto por el mal jardinero, siendo juzgados por los Dioses los capaces, inteligentes pero non gratos, Terrible pero Justo.
 

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Historia de un Reino 16


Todo comenzó con la llegada de las tribus nómadas provenientes del este...

Estas gentes eran grupos de salvajes que vivían por y para la caza, la lucha contra las tribus vecinas por el control de los recursos que la naturaleza les ofrecía, y la procreacción para asegurar el porvenir de la misma.

La tribu se asentó en una pequeña llanura cubierta de árboles y rocas, recursos que fueron utilizados sabiamente para producir suministros, armas, construcciones y aplicar la tecnología que fueron desarrollando. La parte oriental de lo que empezaba a ser el reino de La Saca, habitado por los saquers, estaba cercada por un inmeso lago en el que no era extraño ver a unos cuantos jóvenes saquers atrevesando algunos peces con sus lanzas para posteriormente degustarlos con el resto de la tribu en el centro de la aldea, reunidos alrededor del fuego que los hombre solían improvisar cuando la noche se acercaba y los pájaros del lugar dejaban de silbar.

Rápidamente, los saquers, fueron conquistando los territorios del norte, ricos en recursos pero custodiados por otras tribus de distintas culturas, lo cual hacía necesario la lucha entre los distintos pueblos para lograr la supremacía. La lanza era su arma favorita, y la que más utilizaban, debido al breve tiempo que requería su fabricación, pero también empleaban hondas para herir a los enemigos desde lejos.

Lo cierto es que a los saquers les encantaba luchar contra otras tribus, la crueldad era innata en ellos, eso, y los festines que se daban gracias al oro y suministros que robaban a los vencidos.

En no mucho tiempo, comenzaron a refugiarse de los malos temporales y la noche en lo que ellos llamaban “phalafeits” o palafitos en nuestra lengua, aprendieron a cultivar, la artesanía, construyeron caminos que hacían de sus calles algo mucho más civilizado aparte de facilitar el ir y venir de los saquers...

Y así fue como alcanzaron lo que posteriormente se denominó Edad de Hierro.

Lo que en sus comienzos fue una tribu, ahora era parte de un colectivo mayor formado por muchos reinos, recibió el nombre de Gremio. Algunos reinos dejaron al margen sus conflictos para formar grupos que se ayudarían en el comercio, una de las bases para alcanzar el esplendor de los reinos gracias al desarrollo tecnológico que los nuevos y preciados recursos permitían llevar a cabo.

Avanzaron mucho en cuanto a los métodos de construcción de viviendas, gracias a la arquitectura, se dieron cuenta que si empleaban nuevos materiales podían construir edificios más seguros y duraderos. Aparecieron los primeros profesores, quienes enseñaban matemáticas, tristemente los saquers las emplearon para crear armas de batalla, las temibles balistas, que eran capaces de hundir la moral del más valiente de los enemigos.

El arco pasó a ser el arma predilecta de los saquers, para crearlos usaban la madera de los bosques que rodeaban el reino. Estas armas eran capaces de aniquilar a los ejercitos enemigos sin involucrarse en la lucha cuerpo cuerpo si se empleaban sabiamente, esto salvó muchas vidas al reino de La Saca, lo que produjo un aumento en la felicidad de sus habitantes, quienes ya no iba a la batalla con duda o miedo, porque sabían que regresarían a sus casas de campo sin un rasguño, parecía que trabajaban más, pero en realidad era el bienestar de la calidad de vida que poseían lo que les hacia producir más. De entre todos los edificios que el reino albergaba, las termas eran los favoritos de los saquers, allí podían charlar con sus congéneres sobre la vida en el reino, las luchas contra otros y cualquier cosa que desearan, además de contar con baños de agua caliente y fría, para relajarse o para lavarse. No conocían el champú ni el gel y, cuando se querían limpiarse la suciedad y la sangre de los enemigos que se les quedaba pegada y seca por el cuerpo, debían moler hojas y emplear ese ungüento a modo de jabón.



Con el pasar del tiempo, los saquers, fueron civilizándose más y más. Con la llegada de la Alta Edad Media, apareció el concepto de justicia; lo bueno y lo malo, lo que se debía y no se debía hacer, pusieron a cargo de algunos habitantes el control del reino; los policías. Emplearon las ejecuciones en la horca para amansar al pueblo y evitar así cualquier rebelión que pudiera producirse por algún desdichado.

Las casas ahora eran de vigas, lo cual incremento aún más que sus predecesoras la seguridad ante posibles desplomes repentinos a causa de la poca solidez de la misma, aparte ahora podían vivir unas séis familias en cada vivienda, esto produjo un aprovechamiento del espacio que se tradujo en mayor poder económico.

Las tácticas de batalla se vieron muy afectadas por los avances, ahora los saquers empleaban las escaramuzas con los arqueros a caballos, los enemigos, desconcertados al ver a caballos moverse tan rápido, no sabían si seguir al grueso del ejercito de los saquers o a los arqueros a caballo, muchas veces caían en la trampa y seguían a estos últimos. Los bribones saquers aprovechaban esta debilidad estratégica de los enemigos para acribillarles a flechazos, con sus arqueros de a pie, a algunas unidades que quedaban desprotegidas.

El descubrimiento de la rotación de cultivos y la fertilización sirvió para trabajar la tierra más eficazmente.


De esta manera fue como alcanzaron la Plena Edad Media y todo lo que en ésta aprendieron.

Se hablaba de un arma más poderosa que los arcos que los saquers producían y empleaban en la batalla, eran las ballestas, aunque los saquers no las emplearon mucho ya que preferían disparar a los enemigos desde mayor distancia.

Muchos fueron las mejoras que se produjeron al investigar ciertos campos de estudio:

La alquimia y la química les sirvió para producir poderosas pócimas que les hacían olvidar el dolor en combate.

La medicina incremento la esperanza de vida notablemente, ademas de dar solución a patologías que hasta ese momento se desconocían

Las norias de agua ahorraron mucho esfuerzo físico a los trabajadores del reino que ahora tenían más tiempo para pasar con su familia y cazar en el bosque.

Pero el hecho más importante de toda esta época fue la conversión del politeísmo al monoteísmo, las gentes ya no adoraban estatuas de culto pagano sino que adoraban al Gran Saco, creador del mundo que ellos conocían. Saber que ahora Gran Saco les protegía produjo un sentimiento de felicidad entre los saquers, quienes ahora acudían a la iglesía a escuchar el buen sermón saquensis.

Poco después, dicen algunas lenguas, alcanzaron la Baja Edad Media pero lo cierto es que no hay restos arqueológicos que lo verifiquen. Así es que esto que os he contado es lo que sabemos de este gran reino que, se cree, perduró durante siglos posteriores aunque todo otro resto que pudiera haber que sirva para aprender más de la evolución de estas gentes, se perdió o fue destruido por otro reino o gremio...
 

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Historia de un Reino 17


Solo eramos un puñado de personas cuando todo empezó. Forajidos y desterrados buscábamos un lugar donde asentarnos. Llevábamos decenas de años vagando sin hogar, robando aquí saqueando allá. Aumentando nuestra mala fama entre los protegidos del rey. Pero soplaron otros vientos, con la primavera llegaron otras sangres. Mas jóvenes, más fuertes, más decididos y más ambiciosos como todos los jóvenes eran. Findelias era su nombre.
Nadie le veía confabular, pero todos sabíamos que lo hacía. Todos parecían desconfiar de él. Pero todos le tendían la mano. Dangar acabó hartándose de él y nombro expulsarle. Un forajido de entre los forajidos. El desterrado se le empezó a llamar. Muchos lo siguieron, tantos que Dangar dejó de dormir tranquilo por las noches. Al final pasó lo que tenía que pasar. La noche estaba cerrada, ni una sola estrella quería ser testigo de aquella noche. Ni tan siquiera la luna quiso asomarse. Fue rápido y sangriento. Nadie sabe lo que pasó pero todo el mundo dice que escuchó o que vio algo. Falacias y chismes de las viejas. Lo único que se sabe con certeza, es que cuando despertamos al amanecer la cabeza de la guardia de Dangar estaba en una pica. Alrededor de su tienda se encontraban apostados los hombres de Findelias y de Dangar jamás se supo nada.
Todo el mundo se adaptó con soberana facilidad, nadie alzó la voz, nadie dijo nada. Simplemente empezamos a seguir al que ahora parecía ser nuestro nuevo líder. Dejamos la vida de forajidos y a los pies del gran río levantamos nuestra ciudad. La gloriosa Atram. Aún recuerdo aquel día como si fuera ayer. Nunca le habíamos visto hablar después de lo ocurrido aquella noche pero ese día. Ese día insufló en nuestros corazones una nueva esperanza. Nos ofreció un futuro como jamás habríamos imaginado. Supo donde golpearnos. Aquel maldito muchacho sabía lo que anhelábamos en nuestros corazones. Nosotros, forajidos y desterrados. Después de tantos años él nos prometió un reino. Nos prometió nuestro reino. ¡El reino!. Y caímos rendidos a sus pies. Éramos suyos y él lo sabía. Levantamos nuestros hogares siguiendo sus normas de orden. Pronto empezamos a parecer una ciudad de verdad. El que fue herrero recordó su profesión. Los que habían empuñado siempre la lanza como medio de vida. Recordaron que en el pasado habían sabido arar y cuidar el campo. Y fuimos floreciendo.
Armamos un ejército como jamás se había visto. En eso no podía superarnos nadie llevábamos años ganándonos la vida con nuestras lanzas y nuestras espadas. Findelias comandó cada batalla, cada escaramuza, cada refriega. Él no era un rey ni quería serlo. Cada día llegaban nuevos forajidos y bandidos a refugiarse tras nuestros muros. La fama de Atram, nuestra ciudad, corría como la pólvora. Todos cambiaban. Atram era una ciudad mágica. Llegaban ladrones y bandidos y se convertían en herreros y alfareros. Y los que no… bueno también teníamos horcas y Findelias no dudaba en darles uso cuando las necesitábamos.
Pero no todo fue felicidad y bienestar. Atram se hacía famosa. Demasiado famosa. Tan famosa que al rey llegaron noticias nuestras y de la gente que albergaban nuestros muros. Y entonces empezaron a llegar los mensajeros. Findelias había ordenado pegar el primer mensaje del rey en la puerta del ayuntamiento. En él se nos instaba a entregar a todos los forajidos que habían sido acogidos en nuestra ciudad, a entregarnos nosotros mismos por nuestros crímenes cometidos y a destruir nuestra ciudad de forma inmediata. Si no, se ocuparía el propio rey. Y ahí estuvimos, esperándole.
Pronto aparecieron sus ejércitos frente a nuestra ciudad y nos preparamos para la que sería la más cruenta de las batallas que habíamos vivido jamás. Pero nosotros éramos gente sin salida, gente a la que no les quedaba nada más que las casas que en dicha ciudad poseíamos. Nuestros delitos estan sepultados ya por el paso del tiempo. Y aquel ya no era nuestro rey, por ende ya no respondíamos ante él. Habíamos preparado víveres para aguantar el asedio, aun así no recordamos, ni se recordará una hambruna como aquella. Y ahora, y solo ahora hermanos míos, y digo hermanos. Pues ya no puedo llamar compañeros a los que han estado luchando conmigo todos estos interminables días defendiendo el muro. No puedo llamar si no hermano aquel con el que he compartido el dolor de sus heridas. Así pues hermanos, os digo que en esta noche. Esta noche sin estrellas, esta noche sin luna. Como aquella noche en la que nuestro destino cambió. Esta es la noche, la noche grande, la noche gloriosa en la que aplastaremos a nuestros enemigos bajo los cascos de nuestros caballos. Porque en esta noche se verá la mayor carga de caballería que jamás se ha visto en esta tierra. En esta noche hermanos míos levantaremos el asedio a nuestra gloriosa ciudad. Y nuestros hijos no volverán a pasar hambre, ni nuestras mujeres tendrán que esconderse en los sótanos presas del pánico. Porque es ahora cuando meteremos a ese rey en la tumba que ha querido cavar para nosotros. ¡¿Quién está conmigo?! –
- Esa historia es increíble señor Findelias . Esta lista para pasarla a los anales del reino ¿Pero a quién debo poner como narrador de la misma?.-
- Dangar es su nombre. –
 

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Historia de un Reino 18


Casi llegó a desaparecer por completo nuestro clan cuando conseguimos asentarnos en el fértil valle que hoy nos acoge. Cuando esto sucedió ni tan siquiera yo había nacido, pero los más antiguos, aquellos que ya nos dejaron, conservaron intactos nuestros recuerdos a través de la tradición oral. Reunidos junto al fuego relataban como ocurrió todo y narraban con sumo detalle las vicisitudes, las contrariedades, las enfermedades y afrentas de todo tipo que sufrió nuestro pueblo antes de conseguir el duro aprendizaje de la supervivencia.
Así han llegado hasta nuestros días las narraciones épicas e increíbles que describían como nuestros héroes llegaron a subsistir precariamente contra los elementos con la ayuda de los dioses; las hazañas por las que sabemos que fuimos atacados en varias ocasiones por seres monstruosos y sin escrúpulos, mucho más fuertes que cualquiera de nuestros hombres y que estuvieron a punto de someternos...
Conocemos los ecos lejanos que hablan de enormes dragones ya extintos que surcaban el aire e incendiaban nuestras endebles casas, de horribles bestias que apenas les llegaban a las rodillas pero que poseían afiladas dentaduras como cuchillos y que se extendieron como una plaga sobre los nuestros.
Son numerosas las leyendas en las que se cuentan por cientos las batallas libradas para subsistir a aquellas bestias y que forjaron la dureza que caracteriza a los de nuestra estirpe.
Fue precisamente aquella era oscura, en la cual sufrimos al ver derramar la sangre de nuestros seres más queridos la que a punto estuvo de hacernos sucumbir. Y si bien reinó durante una época la tranquilidad en la que estuvimos auspiciados por los dioses y que nos hizo crecer, aprendiendo de los embates del duro pasado, para saber como defendernos sin dejarnos adular por la serenidad de los momentos idílicos tras las terribles asolaciones, ese tiempo fue también breve.
Pronto supimos que no sólo debíamos enfrentarnos a los designios de la madre naturaleza, a los vientos huracanados, al granizo que asolaba nuestras cosechas, a las lluvias torrenciales o la sequía extrema...También tuvimos que plantarle cara a otros clanes que deseaban anexionar sus territorios a los nuestros, con la intención de hacer suyas a nuestras mujeres a la fuerza, a esclavizar a nuestros mejores soldados y asesinar a nuestros vástagos con el fin de aniquilar nuestro linaje. Aún sufrimos en las fronteras de nuestro reino los duros enfrentamientos mientras nuestras tropas. que no han dudado en derramar su sangre en los terribles combates, han llegado a expandir nuestro territorio con el fin de hallar el modo de abrirnos nuevos caminos y avanzar.
Cuantos logros han habido desde que llegamos por primera vez a este valle que nos ha alimentado con sus frutos como una loba que amamanta a sus cachorros para vernos crecer y prosperar. Hemos hallado la forma de crear grandes edificaciones, de explotar las profundas minas y hallar los metales necesarios para la creación de nuevos utensilios, así como a aumentar nuestra producción agrícola y ganadera. Nuestros habitantes han puesto todo su empeño en instaurar una educación, una sociedad más unida a la que se han ido sumando las infraestructuras necesarias para llegar a ser mejores comerciantes e incrementar nuestros beneficios.
Así se cantaron nuestras gestas, las de fructuosas campañas militares en las que conseguimos ser más poderosos más allá de los límites de nuestra comarca y se erigieron enormes templos en agradecimiento a la fortuna que nos proporcionaron los designios de los dioses. Se levantaron así mismo colosales estatuas en honor de los más aguerridos, de los más inteligentes y sabios dirigentes. De sobra es conocida nuestra astucia en materia política, religiosa y militar. Nuestra gran ciudad vivió una nueva era de auge que celebramos desde que tengo recuerdo con solemnes festivales y desfiles triunfales.
Disponemos de una nutrida y variada sociedad de trabajadores de todo tipo, de artesanos, médicos, músicos, escribas y pensadores, siempre dispuestos a aportar su conocimiento y su esfuerzo.
El reino ha llorado y ha reído, ha visto amaneceres y puestas de Sol bajo un horizonte que nos ha hecho sentir orgullosos por la tierra que pisamos, por el agua del río que bebemos. Esa misma tierra nos hizo aprender de las derrotas y de las victorias para forjar los cimientos de un imperio que podemos asegurar que ha crecido desde las duras circunstancias y las alegrías más satisfactorias como nunca hubiéramos imaginado.
Y en estos momentos en los que tu memoria se disipa y se apaga como la llama de una hoguera que ha ardido durante toda el día y toda la noche hasta el alba, es en estos momentos cuando te aseguro que no cejaré en mi empeño por hacerte recordar la grandeza de tus dominios. Acometeré si es necesario el esfuerzo de narrarte cada noche como sucedió todo y recordarte como te convertiste en el rey que nos hizo sentir que eramos capaces de luchar y morir por una justa causa.
Yo, tu primogénita, te prometo aquí, padre, en tu lecho de muerte, que sabré portar como se merece tu corona para defender, ver crecer y expandirse nuestro gran imperio y que sean nuestros descendientes los que lleguen a relatar algún día las hazañas y afrentas que nos han convertido en un pueblo tan digno y próspero.
 

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Historia de un Reino 19


Hay imperios que se construyen a la fuerza, otros gracias al comercio y el trabajo disciplinado, ese no fue nuestro caso, el nuestro se construyó por suerte, pero no por ello dejamos las cosas a libre albedrío, no, como dice un proverbio chino, la suerte es calva en la parte de atrás, si no la agarraste en el momento que se te presentó nunca lo harás; y nosotros la supimos tomar.
Cuando hablo de nosotros, no solo hablo de yo y mi amada, sino de todos los amigos y compañeros que formaron parte del proceso, pues si bien debe haber un rey, este no es nada si no tiene un excelente grupo confianza que le respalde incondicionalmente en las buenas y malas, y nosotros lo conseguimos.
No mentiré diciendo que nací en cuna de oro y desde pequeño fui educado para ser Rey, menos aún diré que gracias a mi fortaleza supe salir de la pobreza. Mi padre era dueño de una pequeña comarca, por arreglo me casaron con una mujer una comarca vecina, aun así nuestras territorios juntos no eran mayores que cualquier vecino, sin embargo, forjamos un gran imperio.
Si bien mi vida no era la guerra, sabía algo de combate, porque en estos territorios siempre debes conocer por lo menos las bases. Culto nunca fui, pero siempre fui amigable y leal, eso sirvió mucho en nuestro impensado proyecto de reino. La otra base fundamental era Ondilea, quien estaba lejos de ser una diosa de belleza física, pero lo compensaba, y con creces, con una exótica simpatía y una avasallante inteligencia, que la disimulaba muy bien pues en nuestros tiempos las mujeres no debían ser inteligentes, sin embargo, yo me crie de manera distinta y creo que ella se percató y se dejo ver tal y como era.
Nuestro amor se fue haciendo en el día a día, pero también nuestro imperio, que solo empezó con nuestro afán de mantener la seguridad en nuestro pequeño territorio. Los dos sabíamos nuestros papeles, y a cada uno de nuestros nuevos amigos les fuimos dando responsabilidades de manera que nos complementaban y nosotros a ellos.
Por ejemplo, ser mercenario era un buen negocio en nuestras tierras, pero era de más prestigio y más rentable ser un instructor o un general, eso hicimos, pero no al azar, no con cualquiera, solo con aquellos que tenían principios y códigos, así creamos la primera escuela de guerra de la zona. A la par de ello, mi esposa fundó la primera universidad, brujas, locos, alquimistas, matemáticos, todos tenían aquí su espacio, algunos que por sus conocimientos eran perseguidos en otras tierras, aquí eran catedráticos.
Siempre tuve facilidad para reconocer a la gente, pero mi esposa era mejor, ella diferenciaba un charlatán de un mago, una princesa de una plebeya, alguien despiadado de alguien en quien confiar, y sabía mover las fichas, bueno, ella sabía aconsejarme como realizar un proyecto o no, pues hasta los malandros y despiadados eran usados a nuestro favor.
Paralelo a todo ello, nuestra economía también se fue haciendo fuerte, los agricultores ya no eran saqueados como antes y producían más y mejor, pagaban mas impuestos y de manera alegre y espontanea, se reproducían con generosidad y esto era más mano de obra y brazos para empuñar las espadas.
Cuando todo parecía que iba bien como un proyecto de seguridad para nuestras tierras, nuestros vecinos se dieron cuenta de ello y también tomaron sus medidas, algunos pacíficas y de alianzas, que nos dieron prestigio e incluso poder, pero otros se sintieron atemorizados de nuestro espontaneo poderío y decidieron atacarnos, pobres, por las malas conocieron a quien nunca les dio ninguna razón para desconfiar, aun así, tras la victoria, no fuimos severos, pero tampoco indulgentes, eso sirvió de ejemplo para hacernos ver como justos y ecuánimes, lo que se tradujo en mas alianzas y en mayor expansión.
Vivíamos un final de cuento en nuestras vidas, nuestros hijos crecían sanos, nuestros vecinos eran además nuestros aliados y amigos, y nuestros territorios estaban en una edad de oro cultural y económica, pero la sombra de la desgracia nos cayo.
Nuestros aliados del norte fueron atacados por un reino vecino, uno mucho más grande que todos nosotros juntos, y yo al solo enterarme pensé que todo sería el fin, hice preparar a todas las tropas para partir a la batalla al día siguiente. Esperaba pasar la última noche junto a mi familia para encaminarme con el sol de la mañana a mi muerte cuando mi mujer me dijo, cambia ese rostro que debes tener al triunfo en tus ojos porque lo que antes era una comarca ahora será un imperio.
Sonreí de mala gana, pero ella me relató su plan, cuando lo escuche un brillo de esperanza se alojó en mi corazón, ella tenía un plan ya lo estaba ejecutando desde meses atrás, aun así me parecía una empresa demasiado arriesgada y peligrosa, pero era mejor que nada. “La hija de un campesino no llega a donde yo he llegado sin tomar las precauciones del caso, cuando nuestro poderío creció en la escuela me encargue de formar mi grupo de confianza, mas que guerreros son conocedores del mundo, ellos fueron a los reinos vecinos para conocer su poderío, su cultura y sus líderes, continuamente me mantienen informada de los pormenores y de las fichas que se están moviendo, tu debes estar tranquilo que ese gran imperio pronto estará en nuestro dominio.
Faitos, el rey vecino es arrogante y viene con toda su fuerza de frente a barrer con nuestras tierras, tenemos provisiones ocultas, nuestra gente estará en su momento a buen caudal, ahora tu debes tomar nuestras tropas y las de los aliados de la parte baja y dirígete al camino que rodea las tierras del este, por allí avanza al norte, nunca te acercaras a sus tropas, sino que irás directo hacia lo más profundo de sus territorios, allí te encontrarás en las tierras de los duques hermanastros de su reina, entrégales los presentes que tenemos preparados en los cuarenta caballos que están listos en las barracas, con sus fuerzas ya tendremos un cuarto del poderío de su imperio”.
Pero mi esposa también venía preparando una represa en la parte alta de la montaña, dijo que era para afrontar las sequías, pero coincidentemente se encontraba en el rio que debían de pasar los atacantes, y eso si ya me pareció mucha coincidencia, pero automáticamente pensé que su plan no era tan descabellado como pensaba.
Seguí sus instrucciones y todo se dio como ella dijo, ya con mis tropas reforzadas me conduje hacia el palacio de Faitos, en el camino no encontré mucha resistencia, los pocos guardias que habían fueron aplastados o se rendían a nuestros pies, cuando llegue, las puertas estaban abiertas y me esperaban como a un conquistador, con un gran banquete, luego su reina me hizo una reverencia y ofreció sus respetos, yo hice lo propio, finalmente nos quedamos los dos solos para negociar.
Era una mujer bellísima, elegante, dulce y por lo poco que pude ver era buena, con personas así yo creo que será fácil firmar un tratado de paz, pensé. No bien cerramos la puerta me beso con pasión, pude haberla rechazado, pues me parecía que era una trampa, sin embargo me guie por la prudencia aunque nunca bajé mis defensas. Tras el beso al que yo correspondí tímidamente, sacó de su pecho un manojo de cartas, que me las indicó mirándome con amor, reconocí una falsificación de mi letra, era igual, pero mas bella, y reconocí en esas cartas la caligrafía y el romanticismo de mi esposa, quien enamoró con palabras a la reina sin que yo lo supiera.
El resto es historia, está demás decir que Faitos cayo en la desesperación cuando se enteró que había tomado su palacio y a su esposa, que nunca pudo llegar a nuestras tierras por la gran inundación que barrio con parte de su caballería de élite, que más de la mitad del ejercito que lo seguía a él, lo hacía solo por la gracia y el magnetismo que manaba su reina.
Llegué a ser el hombre más poderoso y envidiado del mundo conocido; mi anterior matrimonio bárbaro era nulo para sus leyes, por lo que pude contraer nupcias con la reina. Mis dos mujeres se llevaban de maravilla no tenía enemigos y nuestro imperio crecía dependiendo de la lógica de la una o los caprichos de la otra, sin embargo a todo ello y que para el mundo yo era el constructor de un gran imperio, aunque yo sabía que solo era un peón en el juego.
Soy Pakeins, descendiente de los clanes Adolfus y Migueus, quien vive feliz con su destino, porque ya lo dijeron mis ancestros, no importa si te utilizan o si te manejan, lo importante es disfrutar de ello.
 
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