saphy
Well-Known Member
Ganadora
Nickname: kike6969
Mundo: dinegu
Nombre del tema: Concurso de Navidad
Cuento de Navidad
Roma había Forjado unO de los mayores Emporios que se conocían de todas las eras pasadas y Cesar Augusto ordeno un censo de la población.
Volvía a su hogar luego de visitar al censor de su pueblo y cumplir con la obligación.
Foe estaba cansado pero antes de volver a casa, paso por su antiguo gremio de carpinteros, uno de los gremios mas apreciado en su ciudad. Gracias a su ayuda podía llevar alimento a casa, después de aquel estupido accidente que le dejo el brazo derecho impedido. Aun recordaba con amargura el día en que terminaba la cuna de madera para su pequeña hija Miriam y por un tonto descuido sufrió una grave herida en el brazo y ya no pudo volver a trabajar en su oficio. Conseguir alimentos era su batalla diaria.
Hacia pocos días que el invierno había llegado pero aun anochecía muy temprano, se apresuro para llegar a su hogar. Caminaba deprisa y temeroso viendo en el cielo aquella enorme estrella con su brillante cola que hacia días se podía observar en el firmamento. Todos decían que presagiaba malos augurios, pero en el fondo de su corazón sentía todo lo contrario.
Abrió la puerta de su pequeña casa y los gritos de alegría de su hija Miriam llenaron el hogar. Se abalanzo en sus brazos y lo lleno de besos, para él Miriam era la reyna de la casa. Luego se acerco al lecho en el que reposaba su esposa, enferma desde hacia mucho tiempo. La beso en la frente y ella le respondió con una sonrisa, era uno de los mejores momentos del día, cuantas veces rogaba en silencio a su dios por la salud de su mujer y que los protegiese de cualquier mal. Prepararon la cena y después de que respondiera a todas las preguntas de su hija, se fueron a dormir.
Aun no se había dormido y escucho el ruido de pezuñas cerca de su casa y a continuación el rebuzno de un asno. Se levanto y vistió deprisa. Cogió una daga y se la ciño al cinto, salio de la casa y encontró un hombre tirando de las riendas de un asno en el que iba montada una mujer cubierta con mantas. Hacia frió aquella noche. El hombre se dirigió a Foe.
-Discúlpeme si lo he asustado, estamos de viaje para hacer el censo y no encontramos hospedaje. ¿no tendría algún lugar para pasar la noche?
Foe pensó unos instantes y se apiado de ellos.
-Pueden pasar la noche en ese pesebre (le indico con la mano), solo hay un buey y es manso
El hombre le agradeció el favor y se dirigieron al pesebre.
Foe volvió a su casa y se acostó en su lecho, buscando el calor de su esposa, que dormía profundamente.
Una voz chillona lo despertó, Miriam gritaba y zarandeaba su cuerpo para que despertara. ¡¡¡¡¡¡Papa, papa, el pesebre esta ardiendo!!!!
Salto de la cama y salio corriendo, se detuvo frente del pesebre. Él había visto muchos fuegos. Aquel resplandor era diferente, no olía olor a quemado, al contrario se notaba el aroma de las flores en primavera, la brisa del mar de las tardes de verano y otras fragancias que no había sentido jamás. Entro en el pesebre y sobre una manta encima de la paja, yacía un niño recién nacido. No tenía palabras, su faz resplandecía y un sentimiento de paz le recorrió todo su ser. El hombre y la mujer lo miraron con una sonrisa de alegría. En aquel instante, le vino a la memoria que guardaba en algún rincón del pesebre, la cuna que hizo con tanto amor a su hija Miriam. No tardo en encontrarla y se la acerco al padre del niño.
Estará mas arropado, en esta humilde cuna (dijo Foe)
Así lo hicieron y el bebe parecía mas alegre en aquella cuna. Foe miro al padre, tenia el deseo de acariciar a aquel bebe y le pidió permiso. El niño movió sus pequeños bracitos y abría y cerraba sus manos como si entendiera su deseo.
Acerco la mano y el bebe le agarro un dedo con fuerza, sintió un estremecimiento que le recorrió todo el cuerpo y una sensación de alivio y ternura.
Se produjo un prodigio increíble, notaba su brazo fuerte. Podía mover la mano y los dedos como hizo antaño y las cicatrices que tenía habían desaparecido por completo. Se quedo mirando al niño, este le sonreía. Cruzo la vista con la mujer y abrió los labios, sus palabras se quedaron muertas en su garganta. Ella le dijo “Tus ruegos han sido escuchados, no es necesario que los menciones, ve a tu casa y reúnete con tu amada familia”. Foe dudo unos instantes pero salio del pesebre. La estrella en el firmamento parecía inmóvil y su luz era intensa, alumbrando todo alrededor. Por el camino que llegaba al pesebre, subían pastores llevando cestos y a lo lejos, pudo ver una pequeña caravana de camellos. Los observo con curiosidad y corrió hacia su casa.
Al entrar quedo quieto y maravillado. Miriam estaba en brazos de su madre de pie en la habitación, mirándolo con alegría. Se acerco y las abrazo a las dos. Gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, no estaba seguro de creer lo que vivía y dio gracias por todo lo que le sucedía. A lo lejos oía cantar a los pastores y no era consciente de que era la primera familia que celebraba la navidad.
Nickname: kike6969
Mundo: dinegu
Nombre del tema: Concurso de Navidad
Cuento de Navidad
Roma había Forjado unO de los mayores Emporios que se conocían de todas las eras pasadas y Cesar Augusto ordeno un censo de la población.
Volvía a su hogar luego de visitar al censor de su pueblo y cumplir con la obligación.
Foe estaba cansado pero antes de volver a casa, paso por su antiguo gremio de carpinteros, uno de los gremios mas apreciado en su ciudad. Gracias a su ayuda podía llevar alimento a casa, después de aquel estupido accidente que le dejo el brazo derecho impedido. Aun recordaba con amargura el día en que terminaba la cuna de madera para su pequeña hija Miriam y por un tonto descuido sufrió una grave herida en el brazo y ya no pudo volver a trabajar en su oficio. Conseguir alimentos era su batalla diaria.
Hacia pocos días que el invierno había llegado pero aun anochecía muy temprano, se apresuro para llegar a su hogar. Caminaba deprisa y temeroso viendo en el cielo aquella enorme estrella con su brillante cola que hacia días se podía observar en el firmamento. Todos decían que presagiaba malos augurios, pero en el fondo de su corazón sentía todo lo contrario.
Abrió la puerta de su pequeña casa y los gritos de alegría de su hija Miriam llenaron el hogar. Se abalanzo en sus brazos y lo lleno de besos, para él Miriam era la reyna de la casa. Luego se acerco al lecho en el que reposaba su esposa, enferma desde hacia mucho tiempo. La beso en la frente y ella le respondió con una sonrisa, era uno de los mejores momentos del día, cuantas veces rogaba en silencio a su dios por la salud de su mujer y que los protegiese de cualquier mal. Prepararon la cena y después de que respondiera a todas las preguntas de su hija, se fueron a dormir.
Aun no se había dormido y escucho el ruido de pezuñas cerca de su casa y a continuación el rebuzno de un asno. Se levanto y vistió deprisa. Cogió una daga y se la ciño al cinto, salio de la casa y encontró un hombre tirando de las riendas de un asno en el que iba montada una mujer cubierta con mantas. Hacia frió aquella noche. El hombre se dirigió a Foe.
-Discúlpeme si lo he asustado, estamos de viaje para hacer el censo y no encontramos hospedaje. ¿no tendría algún lugar para pasar la noche?
Foe pensó unos instantes y se apiado de ellos.
-Pueden pasar la noche en ese pesebre (le indico con la mano), solo hay un buey y es manso
El hombre le agradeció el favor y se dirigieron al pesebre.
Foe volvió a su casa y se acostó en su lecho, buscando el calor de su esposa, que dormía profundamente.
Una voz chillona lo despertó, Miriam gritaba y zarandeaba su cuerpo para que despertara. ¡¡¡¡¡¡Papa, papa, el pesebre esta ardiendo!!!!
Salto de la cama y salio corriendo, se detuvo frente del pesebre. Él había visto muchos fuegos. Aquel resplandor era diferente, no olía olor a quemado, al contrario se notaba el aroma de las flores en primavera, la brisa del mar de las tardes de verano y otras fragancias que no había sentido jamás. Entro en el pesebre y sobre una manta encima de la paja, yacía un niño recién nacido. No tenía palabras, su faz resplandecía y un sentimiento de paz le recorrió todo su ser. El hombre y la mujer lo miraron con una sonrisa de alegría. En aquel instante, le vino a la memoria que guardaba en algún rincón del pesebre, la cuna que hizo con tanto amor a su hija Miriam. No tardo en encontrarla y se la acerco al padre del niño.
Estará mas arropado, en esta humilde cuna (dijo Foe)
Así lo hicieron y el bebe parecía mas alegre en aquella cuna. Foe miro al padre, tenia el deseo de acariciar a aquel bebe y le pidió permiso. El niño movió sus pequeños bracitos y abría y cerraba sus manos como si entendiera su deseo.
Acerco la mano y el bebe le agarro un dedo con fuerza, sintió un estremecimiento que le recorrió todo el cuerpo y una sensación de alivio y ternura.
Se produjo un prodigio increíble, notaba su brazo fuerte. Podía mover la mano y los dedos como hizo antaño y las cicatrices que tenía habían desaparecido por completo. Se quedo mirando al niño, este le sonreía. Cruzo la vista con la mujer y abrió los labios, sus palabras se quedaron muertas en su garganta. Ella le dijo “Tus ruegos han sido escuchados, no es necesario que los menciones, ve a tu casa y reúnete con tu amada familia”. Foe dudo unos instantes pero salio del pesebre. La estrella en el firmamento parecía inmóvil y su luz era intensa, alumbrando todo alrededor. Por el camino que llegaba al pesebre, subían pastores llevando cestos y a lo lejos, pudo ver una pequeña caravana de camellos. Los observo con curiosidad y corrió hacia su casa.
Al entrar quedo quieto y maravillado. Miriam estaba en brazos de su madre de pie en la habitación, mirándolo con alegría. Se acerco y las abrazo a las dos. Gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, no estaba seguro de creer lo que vivía y dio gracias por todo lo que le sucedía. A lo lejos oía cantar a los pastores y no era consciente de que era la primera familia que celebraba la navidad.